Un día por la tarde, un pequeño, e intranquilo elefante estaba ingresando a un hospital desde la entrada principal, él completamente solo. Él niño entró y se quedó parado unos segundos para después continuar caminando ahora por los pasillos de ese lugar.
Se le notaba que estaba buscando a alguien, pues miraba a cada puerta que se cruzaba con él y jugaba con sus dos manos juntas a la altura de su pecho, pero se seguía viendo bastante intranquilo.
Después de un rato de estar buscando a esa persona, finalmente dio con la puerta en donde sabía que su única amiga reposaba después de ese trágico día.
El pequeño paquidermo trago saliva y se acercó a la puerta para después golpear levemente de esta, sin embargo, esto último no fue necesario, la puerta se había abierto.
El chico se estremeció un poco y dio dos pasos hacia atrás mientras veía como la amiga de su actual infancia salía de aquella habitación. La mirada de él era un tanto angustiada, pero se ahorró eso, quería verse feliz después de tanto tiempo.
"¡Hola Erizo!" fue lo que el paquidermo expresó con felicidad. Su amiga se expresó de la misma manera para luego abrasarse. Sin embargo, aquel chico todavía estaba angustiado, pero decidió ya no estar así, ya no quería estar así. "Me da gusto que estés bien, Erizo" Abrazo más fuerte a su amiga y cerró los ojos junto a una tranquila sonrisa.
"...Se que estas mintiendo, Oscar."
Abruptamente, el chico Oscar abrió los ojos tras esas palabras, se separó de su amiga y la miro a la cara. Ella, estaba enojada.
—Me mentiste sobre Edgar. Me dijiste que él estaba en otra habitación, me dijiste que se estaba recuperando, y no era cierto.
El rostro angustiado del chico elefante había regresado, y ahora era más notorio.
—...Te odio Oscar, todo es tu culpa, es tu culpa que él ya no esté aquí.
—Pe-pero de que hablas Erizo.
—¡Hablo de Edgar! ¡Él está muerto! ¡Edgar está muerto! ¡Todo por tu inmadurez!
Oscar, lentamente, ya estaba al borde del llanto, mientras escuchaba como su mejor amiga lo culpaba y reprochaba de manera directa.
—Yo..., solo quería... —Oscar ya no tenía palabra, las lágrimas poco a poco se comenzaron a deslizar por sus mejillas.
—¡Ojalá hubiera sido tú, y no él!
Y... de un momento a otro, y de la alguna manera, el paquidermo había abierto los ojos. Se encontraba inmóvil, acostado sobre un colchón y sobre de él su manta favorita. Su cabeza reposaba encima de una cómoda almohada, y su lastimado brazo izquierdo también reposaba de manera cómoda. Se encontraba en su habitación, había despertado de un horrible sueño.
Él pequeño elefante sudaba frío.
—Solo fue, un sueño. Erizo, aun no sale de su recuperación.
Episodio tres
[Sentimientos Bajo 0 & Colgando Promesas]
Solo habían pasado dos días desde el ocurrido del autobús. Pensaba Oscar, que sabiendo que Erizo estaba en buenas manos lo mantuvo distraído de estar preocupado por ella.
Sin embargo, ahora algo nuevo lo dejaba intranquilo; saber que había pasado con el amigo que reprochó en ese día. Si saber si se encontraba bien o no era su prioridad de cada cierto momento del día.
Y no solo el tema de Erizo o el de Edgar lo dejaba mas que pensando, también quería saber una pequeña cosa. Se incorporo de su cama, lentamente para no lastimar su enyesado brazo, puso sus pies en el frio suelo de su habitación y salió de está, aun con su pijama puesta.
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Una Amistad Inolvidable. 𝘙𝘦𝘮𝘢𝘴𝘵𝘦𝘳𝘪𝘻𝘢𝘥𝘰.
FanficNo hay nada en esta tierra más valioso que ser agradecido con una amistad verdadera. -Santo Tomás de Aquino