El contrato

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"El sol se filtraba a través de las ventanas del cuartel, bañando la oficina de Levi en una luz tenue y dorada. El capitán se encontraba sentado en su escritorio, con una taza de té humeante entre sus manos. Su rostro, normalmente serio e inexpresivo, se encontraba relajado, sus ojos color azul gris se fijaban en el líquido ambarino con una intensidad casi hipnótica.

Hange, apoyada en el marco de la puerta, observaba a Levi en silencio. No era la primera vez que lo veía disfrutar de una taza de té, pero cada vez que lo hacía, no podía evitar sentirse cautivada por la sensualidad del acto.

Levi llevó la taza a sus labios y tomó un sorbo lento, apreciando el sabor del té negro que se extendía por su paladar. Sus ojos se cerraron momentáneamente mientras disfrutaba del aroma y el calor del líquido. Hange no pudo evitar notar la forma en que sus labios se curvaban en una leve sonrisa mientras bebía, una expresión que rara vez veía en el rostro del capitán.

Levi bajó la taza y la miró por un momento, sus ojos encontrándose con los de Hange. En ese instante, la castaña sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo, una mezcla de atracción y fascinación que la dejó sin aliento.

Levi se levantó de su escritorio y se acercó a Hange, con la taza de té todavía en la mano. Le ofreció un sorbo, y ella, sin dudarlo, tomó un trago del líquido caliente.

- Aún tienes té en tus labios -Susurro él

Levi observaba a Hange con una intensidad inusual. Sus ojos se perdían en la forma en que las gotas de té se deslizaban por sus labios. Levi extendió su mano y con un movimiento delicado, rozó con su dedo índice la comisura de los labios de Hange. La gota de té se transfirió a su dedo, y Levi la llevó a su boca, saboreando la mezcla de sabores que lo dejó sin aliento.

Hange se sonrojó ligeramente, sorprendida por el gesto de Levi. Sus ojos marrones se encontraron con los de él, y en ellos vio una chispa de deseo que la encendió por dentro. Sin apartar la mirada, Hange inclinó su cabeza hacia adelante y rozó sus labios con los de Levi."


Una ligera patada en su trasero la hizo saltar de la cama y despertar del sensual sueño que estaba teniendo. El culpable el mismo hombre con quién estaba soñando.

- ¡DESPIERTA CUATRO OJOS! Es muy tarde y debo limpiar.

-Levi... Todavía tengo sueño, quédate en la cama conmigo.

- Tsk

- Está bien, voy a la ducha

Hange se incorporó de la cama, se reviso la muñeca, estaba con aquel vendaje que Levi le había colocado, no le dolía y al parecer la marca estaba desapareciendo. Sonrió recordando como le frotaba la mano con unas hojas del invernadero, para aliviar el dolor. Se preparo para ducharse dejando que el agua aliviara sus preocupaciones, coloco la esponja por su cuerpo frotando suavemente. Permaneció unos 25 minutos, hasta que decidió salir. Se envolvió en la toalla y tomo su cabello con un sujetador. Al salir del baño sin sus gafas casi cae al suelo, pero las manos del pelinegro se envolvieron en ella.

- Ten cuidado... Hange -Su voz sonó ronca - El baño debe ser solo de 3 minutos

- Gracias Levi, debo cambiarme, estoy bien...

Sus ojos azul gris la miraban con intensidad, la mujer estaba envuelta en aquella toalla, unas pequeñas gotas se deslizaron desde su cuello hasta sus hombros, Levi se mordió los labios, ella lo noto ¿Acaso estaba excitado? Las manos del contrario se alejaron de su cintura lentamente.

- Ponte ropa... es lo mejor

- ¿Nunca viste una mujer desnuda en la legión de reconocimiento? ¿O sí?

Volvernos a Encontrar Parte DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora