Mi pasado, mi presente y un futuro incierto

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Mientras comía su ensalada de frutas Hange hablaba sin parar, recordando su pasado en su vida anterior y la existente. Una niña que robaba libros, además de que tenía problemas con la policía militar, por querer averiguar que había detrás de los muros, la castaña siempre fue curiosa, quería hallar la verdad, conocer el pasado de la humanidad. 

En su vida actual el nacimiento de Hange fue complicado, nació en una gran tormenta llena de rayos, además su padre y madre no pudieron llegar al hospital, por lo que la niña nació en el automóvil. 

Su madre y padre estaban felices, Hange era una niña perfecta, un hermoso cabello castaño color chocolate y unos ojos con un gran brillo, su padre la tomo en brazos tocando su pequeña nariz, mientras la pequeña bebé de 7 meses veían su móviles de la cuna.

- Estas destinada a crear cosas increíbles hija mía, eres nuestra obra de arte.

- No quiero que sea una ególatra Hank -Soltó una risa su esposa, mirando desde la puerta.

- Es que Hange es muy linda, siento que ella hará de este mundo un lugar mejor.

- Sí, en eso tienes razón, ella va a cumplir todos sus sueños, esperaba ir a comprar algunas cosas, vamos los tres juntos ¿Te parece? 

- Claro que sí. 

La familia salía junta al supermercado a comprar comida y otros artículos necesarios. Los Durand eran personas ocupadas, por lo que la mayoría de comida eran enlatados, comidas refrigeradas, además de frutas, los fines de semana siempre comían comida chatarra, hamburguesas, pizzas, entre otras. A la edad de cuatro años Hange acudía a una guardería, su madre no podía quedarse con ella por su carga laboral. La pequeña se aburría mucho en clases, miraba a su alrededor los pequeños cubos empezando a construir torres enormes, un niño por accidente los derribo, la pequeña sonrió saludando mencionando su nombre con voz animada.

-  ¡Hola soy Hange ! - Sonó su voz infantil en el salón.

La profesora la puso en el rincón pues consideraba que Hange era muy ruidosa, además los niños se portaban inquietos a su lado, además cuando la escuchaba hablar de esas historias tan raras que la pequeña hablaba recomendó a sus padres llevarla a un psicólogo infantil.

- Su hija imagina cosas que no existen, para una niña de cuatro años eso no esta bien, señor Durand.

- Hange, no es una niña común, por favor entienda eso 

- Lo siento, si no acude al psicólogo, no podré recibirla. 

Hange con tan solo cuatro años con una mirada inquisitiva y una sonrisa pícara, se sienta inquieta en una silla frente al Psicólogo, un hombre de mediana edad con una expresión amable.

-  Hola, Hange. Me alegra verte de nuevo. ¿Cómo has estado esta semana?

-  ¡Muy bien! He aprendido muchas cosas nuevas. ¿Sabías que la Tierra gira alrededor del Sol? Además el agua es un compuesto químico inorgánico, formado por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno jeje y los titanes...son increíbles ¿Qué es eso? -Señalo un objeto sobre la mesa.

- ¡Vaya! Eso es algo muy avanzado para una niña de tu edad. Me alegra que estés tan interesada en aprender.

El psicólogo toma unas notas y luego mira a los padres de Hange, que están sentados ansiosamente en el sofá.

- Tengo buenas noticias y malas noticias. La buena noticia es que no he encontrado ningún indicio de problemas de comportamiento en Hange. De hecho, es una niña muy inteligente y curiosa. La mala noticia es que su inteligencia está por encima del promedio para su edad, lo que podría dificultarle adaptarse a un entorno escolar normal.

Volvernos a Encontrar Parte DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora