Otras vidas - Parte uno

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Este capítulo es especial, dedicado a todas las parejas secundarias y personajes inventados por mí. Espero sea de su agrado, contiene escenas explicitas.  Algunas escenas son en distintos escenarios. 

Erwin y Rico

La vida, con su ironía habitual, los había reunido de nuevo. Rico y Erwin, dos almas que habían compartido un pasado, se encontraron cara a cara en aquel bar, sin saber quienes eran. Nunca se imaginaron que terminarían involucrados románticamente, ambos tenían afecto por otras personas, Erwin por Marie, Rico por Ian, pero el destino los juntos a ellos dos. Rico era una mujer muy seria, algo pesimista, pero fuerte, valiente, una gran guerrera, Erwin admiraba todo eso de ella, incluso su pesimismo lo encontraba adorable. Desde que compartieron su primer beso, no pudo olvidarla, paso de ser solo una subordinada a algo mas para él comandante. Rico era lo que Erwin necesitaba, siempre lo animaba, lo entendía, aconsejaba, además disfrutaba pasar tiempo con ella, con el tiempo su relación se volvió mas fuerte. Con la desaparición de Levi y Hange ambos se apoyaron, estaban desbastados sin saber nada de ellos. Erwin sentía culpa pero Rico trataba de animarlo. Mientras Moblit experimentaba varios portales con ayuda de Zeke y Cael, ellos se dedicaron a resolver los problemas sociales y políticos de la nueva Paradis. Rico nunca tenía descanso, además todos confiaban en que ella podría manejar la presión, pero Erwin que la conocía sabía que estaba agotada, por lo que se solicito un tiempo de una semana, para que ellos tuvieran una escapada romántica, su destino sería un desierto de sal, el rubio tenía todo planeado.

- Es solo una semana Rico, hasta yo se que hemos trabajado demasiado, Pixis no te va a extrañar.

- Si lo sé, pero me puede necesitar.

- Que se encargue Ian Dietrich  - Soltó con un tono de fastidio. 

- Pixis confía en él, por eso lo puso a cargo, solo somos amigos Erwin, además tu siempre ves a Marie y Nile... hasta comieron juntos.

- Ellos están casados, Ian te devora con la mirada. 

- ¡Erwin! Yo solo tengo ojos, para un solo hombre, solo para ti. Sabes esos celos me están preocupando mucho.

- Confió en ti, pero no en él.

 Rico se subió a una silla, sin mediar palabra, Rico tomó el rostro de Erwin entre sus manos, acercándolo al suyo. Sus ojos, como dos pozos de sabiduría y comprensión, se clavaron en los de él, transmitiendo una calma que Erwin anhelaba desesperadamente. Con suavidad, sus labios rozaron los de Erwin en un beso lento y delicado. Un beso que susurraba "estoy aquí", "te amo", "confía en mí".

Erwin se dejó llevar por la calidez del beso, por la ternura que emanaba de Rico. Sus celos se disiparon, reemplazados por una sensación de paz, seguridad e intensidad, la apretó con fuerza contra él y le susurro al oído "te amo", "te creo", "estaremos bien".

Al llegar al desierto de sal, Erwin se acerco a un hombre que alquilaba globos aerostáticos, aunque Rico no estaba tan convencida de subir, ver el entusiasmo de Erwin la contagio, él rubio lo manejaba con precisión como todo un experto mientras observaban todo por el aire. Erwin aprovecho el momento a solas para besarla, sus manos se acomodaron alrededor de su cintura, la veía con una intensidad que a Rico le paralizaba, Erwin causaba en ella muchas cosas, ternura, amor, pasión. Las manos fuertes del rubio descendieron por las tiras de su blusa, hasta quitarla, Erwin extiende sus manos por detrás de Rico, quien siente su toque y sus ojos se cierran, los sentidos están abrumados, no importa si corren el riesgo de caerse, lo desea. Gentilmente recoge su cabello en sus manos, roza apenas con sus dedos la nuca al tiempo que reúne los mechones en una vuelta y cierra un solo puño a su alrededor. 

Volvernos a Encontrar Parte DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora