#08: Distancia

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La guerra había terminado y ahora era tiempo de volver al interior. Ser del equipo perdedor fue un golpe para su orgullo, pero no lo admitiría. Después de sacudir sus ropas, dedos entumecidos, y de escuchar las quejas de Sagitario sobre lo injusto que era, se unió a los líderes para encontrar una entrada. Las ventanas estaban selladas por el hielo, y la mayoría tenía demasiado miedo como para usar la fuerza bruta, más cuando eso significaba la posibilidad de romper un vidrio y que el viento pudiera entrar libre en su refugio. La nieve era divertida, sí, siempre y cuando estuviera afuera. No quería sugerirlo, pero Tauro les sería de especial ayuda.

El toro se quejaba cada vez más seguido de los dolores de cabeza y, en más de una ocasión, le dijo que sus anteojos necesitaban un ajuste. Podía ver a través de las paredes, no obstante, no podían darse el lujo de deteriorar su visión a causa de su habilidad. No cuando no tenían forma de conseguir unos lentes nuevos.

Miró a su alrededor, el mundo cubierto de una capa blanca, nieve suelta en medio de dos muros a medio destruir, la humedad en su abrigo. Sus manos fueron directas a su libreta, para descubrir que los bordes de esta estaban mojados. ¿Qué hacía en medio de la nieve? Tomó una bocanada, intentando no perder la calma antes de tiempo, esto tenía una explicación, ¿no? Buscó por alguien, la figura del líder analizando una de las ventanas. Se dirigió hacia él.

— Cáncer— Llamó su nombre el signo de fuego. El cangrejo forzó una sonrisa, su libreta colgando de su muñeca. Odiaba que lo supieran confundido— ¿Crees que puedas ayudar a Acuario y a Libra con las trampas?— La expresión de extrañeza de Cáncer era digna de una fotografía. Al demonio pretender. ¿Ayudar a quiénes? Parpadeó un par de veces, frunciendo sus gruesas cejas, antes de hojear su libreta frente a la mirada de Aries. ¿Esos dos eran un equipo ahora? ¿De qué mierda se había perdido?

A veces, Cáncer odiaba su habilidad.

Sin embargo, no había nada escrito en las hojas de su memoria de papel. Fue a las hojas más antiguas, sólo para cerciorarse de que no se estaba saltando nada. No. Ni un solo indicio sobre la nueva e imposible alianza. Eso quería decir una de dos cosas: O era algo tan reciente que no le había dado tiempo de anotar, o el líder lo acababa de decidir y los dos implicados aún no sabían las buenas nuevas. Si Cáncer tuviera dinero, apostaría por la segunda opción.

— Hoy, en frases que jamás creí escuchar— Soltó, risa incluida. Aries también rio, al tiempo que negaba con la cabeza.

— Libra está a cargo de la comida, Virgo muy amablemente me mandó a la mierda cuando se lo pedí, supongo que aún recuerda el incidente del ave, y Acuario es el único demente con el estómago para hacer lo que se tiene que hacer— Dicho así, hacía mucho sentido— Además, confío en ti para que los únicos muertos sean los animales. Porque, ya sabes, nuestras provisiones...

Un crujido lejano los hizo voltear. Por un segundo, Cáncer vio el terror brillar en los ojos del carnero, el espacio que le tomó al sonido del festejo colectivo llegar a sus oídos. Escorpio sonreía victorioso, una rama en su mano, mientras Sagitario y Tauro unían sus fuerzas para abrir la ventana que acababa de desbloquear. Así que eso estaban haciendo afuera...

Por supuesto que los primeros en entrar fueron los mapaches. No entendía de dónde venían o por qué Sagitario usaba uno como bufanda, pero hacía años que aprendió que hay cosas que simplemente no tienen respuesta, sobre todo con algunos signos. Uno a uno, los miembros de la sexta generación se refugiaron en el interior del viejo edificio, Piscis como último, quien aprovechó para sellar de nuevo la ventana, un levísimo toque en el marco de esta, que cubrió gran parte de la pared donde estaba.

Salir a jugar en la nieve no había sido su movimiento más inteligente como generación. La mayoría, por no decir todos, corrieron a cambiar sus ropas, con especial énfasis en sus pantalones. El signo del arquero lanzó un par de patas de sillas a la fogata, para avivar el fuego que comenzaba a morir; Libra y Géminis aprovecharon de las llamas para calentar agua y hacer café y tés para todos. Leo y Virgo se apresuraron a pasar mantas extras y, en medio de la confusión, Cáncer se encontró repartiendo los pocos postres que les quedaban. Vio de reojo a Aries acercándose a Acuario y, por la reacción del cobrizo, Cáncer supo que le dijo algo que no le pareció, lo cual no disminuía las posibilidades, Acuario siempre estaba en contra de lo que el líder decía, era su forma de convivir.

ERROR III: Colapso || ZodiacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora