Capítulo 3

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Agosto 1993

Los primeros dos años en Hogwarts se fueron volando para mí. En esos años me había hecho bastante cercana a Pansy, Blaise y a un chico llamado Theodor; claro, sin perder mi amistad con el albino Malfoy.

Durante estos años me uní al equipo de quidditch como cazadora y hasta el momento única integrante femenina; descubrí que era una especie de prodigio en pociones (para desgracia de Snape que me tenía que ver más veces a la semana ya que tomaba cursos extra de pociones avanzadas) y descubrí que no me llevaba tan bien con los Gryffindor cómo habría querido, pero en mi defensa la mayoría eran demasiado insoportables, además de tener tendencias kamikazes. Con el único con quien mantenía cierta relación cordial era con Harry, es decir era el ahijado de mi padre, al menos con él debía tratar de llevarme bien.

Y puedo decir orgullosamente que a pesar de los altercados y terribles situaciones que se presentaron con la llegada de Harry Potter, mis anteriores años escolares no se vieron directamente afectados. Lástima que no pasara lo mismo este año. Empezando con la noticia en la primera plana del diario El Profeta que fue publicada el mismo día de mi cumpleaños número trece.

Recuerdo que desperté debido a que mamá y el tío Remus entraron a mi habitación cantando "Feliz cumpleaños" con una tarta en las manos de mi madre. Una tonta tradición muggle, ya que Remus había insistido en que lo hiciéramos cada año desde que cumplí tres.

—Ya eres oficialmente una adolescente— celebró mamá mientras le pasaba la tarta a Remus para luego llenarse la cara de besos.

—Bienvenida a la pubertad—me felicitó Remus dándome un fuerte abrazo.

—Y así es como arruinas la bienvenida los trece Remus ¿Qué clase de felicitación es esa? —hice una mueca al separarme de él, pero simplemente se encogió de hombros ignorando mi queja.

Ambos salieron de mi habitación avisando que estarían esperándome para desayunar así que tomé una rápida ducha y me vestí con un lindo vestido negro de tirantes y encaje de manga laga que había reservado especialmente para ese día y lo combiné con botas de cuero.

Al salir de mi habitación bajé por las escaleras de caracol y caminé por el amplio pasillo de mi casa decorado con globos de colores que flotaban en él y serpentinas mágicas que caían del techo hasta finalmente llegué al comedor donde en la mesa para doce personas se encontraban solo dos sillas ocupadas donde se encontraban mamá y Remus charlando animadamente mientras Candy y Finrod, nuestros elfos, servían el desayuno.

—¡Buenos días familia!—exclamé antes de sentarme frente a Remus ya que quien ocupaba la cabecera era mamá.

—¡Buenos días, señorita, y feliz cumpleaños!—exclamaron los elfos al unísono.

Agradecí a ambos por mis panqueques de cumpleaños y mi cocoa caliente antes de que ambos se retiraran de nuevo a realizar sus quehaceres. Unos minutos después de haber empezado con el desayuno, Finrod entró de nuevo en el comedor llevando una bandeja de plata donde se encontraba toda nuestra correspondencia, incluido el diario.

Cada uno tomó sus cartas respectivamente y Remus se adueñó del periódico, pero al momento de desdoblarlo para leer la primera plana, perdió todo el color en su rostro y soltó un audible jadeo. Curiosa dejé a un lado las cartas que habían enviado mis amigos para prestarle atención y lo mismo hizo mi madre.

— ¿Remus, que pone el diario? —pregunté curiosa tratando de alzarse en mi asiento para ver.

—Nada, no es nada solo...la economía en el mundo mágico me tiene impresionado ya saben la inflación y eso...— pero antes de terminar con su vago tartamudeo mamá le arrancó el periódico de las manos y su reacción fue mucho peor que la de Remus, de hecho, se desmayó alarmándonos a todos.

Little Dragon (➾George Weasley & O/C)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora