Little Dragon (➾George Weasley & O/C)

Capítulo 27

—¿Recuérdame, por qué estamos en el bosque prohibido cuando podríamos estar haciendo cualquier otra cosa menos... peligrosa?— cuestionó Pansy por tercera vez en los últimos quince minutos.

—Porque si le digo a Diggory que necesito raíz de valeriana fresca para la poción, es capaz de llevarme raíz de maca— rodé los ojos porque era la tercera vez que se lo decía— además, no te dije que vinieras conmigo, tú decidiste unirte a mí esta mañana.

—¿Qué querías que hiciera, enfrentarme a Draco?—mi amiga había estado huyendo de mi primo desde el viernes pasado. Yo creí que el sábado habían hablado, pero al parecer Pansy lo ha estado evitando, mientras que él busca cualquier excusa para acercarse a ella. Un giro de eventos bastante interesante, si me lo preguntan. Sin embargo, deja de ser divertido cuando mi amiga decide acompañarse y quejarse de todo.

—Si Pansy—respondí obvia causando que me dirigiera una mirada molesta—Vamos, lo has estado evitando por al menos tres días, hablen y arreglen sus problemas maritales.

—Ugh, se supone que debes apoyarme y decirme que está bien ignorarlo—gruñó— ¿qué clase de mejor amiga eres?

—Una que sabe que no te gusta estar en el bosque en el período de estudio cuando podrías estar comprando túnicas por correspondencia— le sonreí—además, te pones fastidiosa cuando te irritas—hablé con honestidad.

—¡Eres de lo peor!—exclamó—¡no vuelvo a pedirle a los elfos que te preparen emparedados para estas ridículas expediciones tuyas!—Pansy me lanzó la cesta que había estado llevando desde que salimos del castillo, donde se encontraban dichos emparedados, y luego se fue dejándome sola.

Bufé porque tal vez había sido demasiado insensible con ella, pero había estado siguiéndome desde el domingo, y si bien amaba a mi mejor amiga, mi paciencia tenía el tamaño de un bowtruckle y ella se esmeraba en acabarla.

Decidí que luego iría a buscarla y me disculparía, pero mientras estaba ahí, conseguiría la raíz de valeriana que usaríamos con Diggory más tarde, porque a pesar de ser capaz de realizar las pociones que habíamos estudiado durante el año, no le confiaba el conseguir los ingredientes por sí mismo.

Finalmente, cerca de un claro, encontré a la planta de valeriana. Me agaché para poder recoger algunas, sin embargo debía ser cuidadosa porque si las arrancaba con demasiada brusquedad podía dejar la raíz en el suelo y solo la planta no me serviría.

Estaba tan concentrada en mi tarea, que no me percaté de que me encontraba sola. Lo que me alertó fue el sonido de pisadas, pero cuando levanté la vista, no había rastro de ninguna criatura—Pansy ¿eres tú?—hablé pero no se escuchó nada más que mi voz y el sonido del viento correr, así que regresé a lo que estaba haciendo pero traté de hacerlo más deprisa, ya que sospechaba que ya no me encontraba sola.

Unos segundos después volví a escuchar pisadas, pero esta vez se escucharon más cerca. Me apresuré a tomar las tres raíces que había cortado, pero antes de que pudiera ponerme de pié, fui embestida por una figura oscura, causando que lanzara un grito agudo.

Sobre mí se encontraba un perro negro gigante que me gruñía y mostraba sus filosos dientes, causando que el pánico me invadiera, pensando que seguramente me mordería y desfiguraría mi bello rostro.

Traté de mover mi mano delicadamente para poder tomar mi varita del bolsillo de mi túnica, pero al parecer no fui lo suficientemente sutil ya que el perro me gruñó una vez vio mis intenciones. Tampoco podía hacer magia no verbal porque para eso debía estar concentrada, y yo estaba muy lejos de la concentración teniendo al perro feroz sobre mí.

No sabía qué era lo que la bestia quería, y al parecer él tampoco, porque para mi sorpresa, cuando creí que iba a morderme, se dirigió a mi cuello y comenzó a olfatear. Una vez acabó su inspección, me lamió la mejilla dejándome aún más confundida.