Capitulo 14. -UNA DESPEDIDA SIN FINAL.

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En la universidad como en el trabajo, la boca de Yeonjun no dejaba de mencionar a sus bebés, y como aún no sabían cuáles serían sus nombres, una era Mila, y la otra Mila dos. No podían ofenderse ni defenderse.

Pero bajo toda esa emoción excesiva, aún se preguntaba ¿que iba a hacer con el omega viviendo en su casa? porque cuando recordaba esas miradas de tristeza, o ese silencio que guardaba en su presencia, podía darse cuenta de que lo marco de un modo poco grato, que hasta le rompió el corazón, y eso lo ponía mal.

Su reloj dio las once treinta de la noche, justo cuando bajo del auto para entrar a su casa. Con cada paso que avanzaba, su corazón daba un extraño brinco, como si por un segundo se le abriera un hueco, temía de que al atravesar la puerta, Beomgyu lo estuviera esperando en la cocina como de costumbre.

Quería evitar tener que decirle que no volvería a sentarse junto a él.

Entro y recorrió lento el pequeño pasillo, tomándose su tiempo, mirando las pocas decoraciones que que mil veces ya había visto, floreros, estantes. Rogó una, dos, hasta tres veces, pero nada de eso fue suficiente. La luz de la cocina estaba encendida, y justo cuando iba a fingir no darse cuenta, Beomgyu hizo aparición con una taza en manos, y un rostro que no podía demostrar algo más que nervios y ansia.

—Te hice un té. —dijo con una vocecita tan inocente, que Yeonjun sintió pena.

—Oh... Gracias, pero hoy llegué muy cansado.

Se estiró y fingió un bostezo, sin poder ser capaz de enfrentarlo y decirle que dejara de hacerlo.
Beomgyu bajo la taza hasta ponerla en la barra. Sabía que mentía, pero no podía decir nada al respecto, no le correspondía. Asintió lentamente en "comprensión".

—Si, descansa Junnie.

Sin esperar una respuesta, se giro directo al lavabo, para colocar la taza de lado y dejar que se derramará todo el contenido.

Yeonjun quiso, busco algo para poder decirle que lo sentía, sin embargo, no pudo hacerlo, y solo subió las escaleras en silencio.

En los siguientes tres días, Sunoo había tomado la costumbre de mandarle mensaje a Yeonjun, para las tres de la tarde, el muchacho ya había enviado más de cien "te amo" decorado con corazones rosas. Creía que era tierno, aunque a veces no respondía, no le daba el tiempo para responder cada uno de ellos.

Por otro lado, toparse con Beomgyu seguía resultando deprimente.
E incluso llegó a sorprenderse, imaginado que lo abrazaba y le explicaba porque debían mantenerse alejados. Luego se regañaba, porque no tenía porque explicarle nada, no tenía porque darle consuelo, y a veces llegaba a la conclusión de que tal vez, muy en el fondo también quería eso.

Luego volvía a regañarse.

Tres días ignorando su presencia, hizo entristecer el Omega, y en parte también a él, porque el chico no deja  de esperarlo a la hora de la salida para tomar el té, lo rechazaba y a la noche siguiente, ahí estaba otra vez.

-Hablemos.

Fue el mensaje que recibió Yeonjun por parte de Beomgyu, al cuarto día.
No respondió, ni siquiera entro a verlo, lo leyó al revisar la notificación.
Se la paso pensando en si debería decirle algo, al final no lo hizo, y aunque pensó en rechazarlo, sabía que si se lo pedía en persona, aceptaría.

No mentía, porque cuando llegó a casa y puso otra tonta excusa para irse a dormir, Beomgyu salió de la cocina en dirección a él, por un momento pensó que lo tomaría del brazo para obligarlo a quedarse, como esa noche, pero se detuvo a una distancia considerable.

—Por favor quédate, solo toma una taza conmigo. —junto sus manos en su pecho, como un preso que suplicaba libertad.

Tal vez Beomgyu quería la libertad de su conciencia.

No Eres Un Omega [Txt, Enhypen ] #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora