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A Enzo lo ponían muy nervioso los hospitales, desde que tenía memoria. El blanco de las paredes, la frialdad de las luces y la gente deprimida, todo lo ponía con los pelos de punta.

Más aún teniendo en cuenta el por qué estaba ahí. Jazmín caminaba a su lado con los brazos cruzados y en silencio, con una expresión de tranquilidad que llegaba a generarle bronca. Él por otro lado podía sentir que el cuello de la chomba que llevaba puesto comenzaba a asfixiarlo, porque aunque estaba casi cien por ciento seguro de sus sospechas, había aún una pequeña posibilidad de que aquella visita lo condenara. A una relación que no quería tener, a un rol que todavía no quería desempeñar, a un vínculo que no sentiría honesto. Y sabía que lo peor que podría pasarle a ese bebé, sería tener un papá que no lo quisiera.

Por suerte la vida le había enseñado que tenía que ser vivo, prestar atención a todos los detalles y no confiarse en la palabra de nadie que no fuera íntimo. Jazmín no iba a cagarlo, y él se aseguraría de eso. A su pesar y con muy poco orgullo, no sería la primera vez que la chica le mentía o lo manipulaba.

Llegaron frente a la recepción del tercer piso, donde una chica rubia estaba detrás del escritorio tecleando furiosamente en la computadora.

- Tengo turno para una ecografía con la doctora Archilla - Habló la castaña a su lado. El tono cortante de su voz dejaba en claro que no estaba de buen humor, y Enzo sabía bien que aquello era en parte su culpa.

De manera muy confianzuda, Jazmín le había pedido que la pasara a buscar por su casa, como si todo estuviese bien entre ellos. Obviamente le había frenado el carro al instante, y en palabras muy bonitas, la había mandado a la mierda. No tuvo ni un "hola" cuando encontró a la castaña en la puerta del hospital, y no lo esperaba de todas formas, pero le resultaba gracioso que ella pudiese creer que él le iba a rogar o algo por el estilo.

No había pronunciado ni una sola palabra, y tampoco pensaba hacerlo hasta que fuese completamente necesario.

La chica rubia levantó la vista dejando ver unos ojos azules muy bonitos cubiertos por unos anteojos, y pudo ver como la misma analizaba el rostro de Jazmín antes formar una sonrisa que desde su lugar, parecía completamente falsa.

- Hola, buenos días, yo estoy bien gracias por preguntar -

Enzo quiso soltar una carcajada por el tono obvio de sarcasmo de la chica, pero empujó su lengua contra uno de sus cachetes para evitarla.

- La doctora Archilla tuvo que salir por una emergencia familiar, pero el doctor Aimar se hizo cargo del cronograma de turnos - Explicó de manera sistemática mientras volvía a posar sus dedos encima del teclado y la vista en la pantalla. - Por el pasillo derecho, consultorio 9, siéntese y espere ser llamada -

Enzo giró en su lugar, con las manos en los bolsillos y listo para comenzar a caminar en la dirección que la chica les había indicado. Pero antes de dar un par de pasos la voz chillona de Jazmín le hizo doler los oídos, y bufó con cansancio.

- ¿Cómo que no está? - Preguntó en voz alta, y con un evidente enojo. - Ella no me avisó nada, ya le llamo porque tiene que haber un error -

- La doctora Archilla dejó muy en claro que no iba a estar disponible por el resto del día - Intervino la secretaria al ver que la castaña sacaba el teléfono de su cartera. - Igual si querés que ella te atienda, podés ir acá por el pasillo del fondo y hacer la fila en el turnero para agendar un turno nuevo -

ᴀᴍᴀɪɴᴀʀ / ᴀᴜ! ᴇɴᴢᴜʟɪᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora