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Julián miraba atentamente como el dedo de Enzo se deslizaba por la pantalla de su celular. El morocho tenía el ceño fruncido mientras leía la conversación que había tenido con su amigo cordobés.

Podía notar como su expresión de a ratos se suavizaba y de a ratos se endurecía, en un constante debate de si debía creerle a los mensajes o no. Lo sabía porque él había pasado exactamente por el mismo dilema.

Y si tenía que ser sincero, tenía su confianza depositada en que todo saldría bien, y en qué las cosas podrían volver por fin a la normalidad. Paulo parecía estar dispuesto a dar lo mejor de sí para que su relación vuelva a ser la de antes, y por lo que sabía a través del mismo, Cristian también.

Una pequeña parte de él estaba agradecida de que sus dos amigos le hubiesen dado el espacio que él les había exigido para poder respirar. La otra, muy en desacuerdo con su orgullo y sus ideales, de manera constante se encontraba deseando que el momento en el que un mensaje, una llamada, o lo que fuese por parte de sus amigos, llegase a él.

- Decime la verdad Julián - La voz grave del morocho lo sacó de su ensoñación. Miró a Enzo y lo encontró con su rostro cubierto por la seriedad, y su celular con la pantalla aún encendida en una de sus manos. - ¿Vos sentiste algo por ellos en este último tiempo? -

La pregunta más allá de tomarlo por sorpresa, lo hizo sentir culpa. Porque los ojitos brillantes de Enzo que querían transmitirle seguridad, no hacían más que dejarle ver lo mucho que aquel problema había calado en la seguridad de su novio.

Se movió en la cama hasta estar sentado contra el respaldo de la misma, y atrajo al menor hasta que este estuvo acostado en su pecho. Cuando su mano se enredó en los cabellos azabaches, sintió una tranquilidad inmensa.

- No, no sentí nada por ellos - Afirmó con seguridad. El cuerpo ajeno se relajó contra él, y aquello le brindó una extraña sensación de satisfacción. - Estuve enamorado de ambos, pero eso ya pasó hace muchísimo tiempo, y todo sentimiento más allá de lo fraternal que pude llegar a sentir por ellos, ya no existe -

El silencio que siguió a sus palabras no fue para nada incómodo. Julián disfrutaba hacerle mimos a su novio, y a Enzo le encantaba sentir esas manos tan conocidas en contacto con su piel.

- Perdón, no tiene sentido que te pregunte esto ahora - Suspiró. - Nada más que me pongo a flashear banda con todo esto -

El cordobés soltó una risa.

- En eso estoy con vos, no tiene sentido porque de otra manera no estaríamos juntos - Sonrió. - Vos sos quien elegí como compañero, y a quien que vuelvo a elegir todos los días -

Iba a seguir hablando, pero se vió interrumpido por unos labios conocidos que lo asaltaron con fuerza. Y antes de darse cuenta ya se encontraba debajo de la figura de su novio, con el susodicho muy negado a darle espacio para cualquier cosa, incluso respirar.

Le permitió a Enzo besarlo todo lo que él quisiera, porque intuía que era su forma de afirmar que él estaba ahí, que estaban juntos, y que estaban bien.

Las manos tatuadas descendieron por sus costados y se perdieron si dificultad por debajo de la remera de River que llevaba puesta, que valga aclarar, Enzo le había pedido que se ponga.

ᴀᴍᴀɪɴᴀʀ / ᴀᴜ! ᴇɴᴢᴜʟɪᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora