2.- Alstroemeria; La cafetería

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Frente a ella yacía la lápida de su madre. La lápida que había visitado durante los últimos, ya cumplidos quince años. Sabía perfectamente que día era, quince de Junio. Hace exactamente quince años, su madre había cruzado una barrera entre mundos.

«Dina Liddell-Werner
Amada madre, esposa y amiga».

Tan sólo ver la tumba de su madre le hacía un nudo en la garganta.

No sabía nada de ella, no recordaba su rostro, ni su voz, nada. Lo único que sabía es que era encantadora, según su tío Lucas, era agradable, divertida y muy gentil, además de tener un buen carisma y ser muy astuta. Y también, que en el tiempo en el que estuvo con ella, la amó más que nada en el mundo.

Su padre no hablaba mucho de ella y Emma procuraba no preguntarle muy seguido, sabía que le costaba mucho.

Desearía tener tan sólo un recuerdo de ella, tal vez todo sería diferente, ¿Cómo podía sentirse tan afectada por la partida de alguien que apenas recuerda?

Tal vez si su madre siguiera viva, su familia no estaría tan rota cómo lo está ahora. Tal vez su hermano no seguiría tan resentido con ellos, o tal vez su padre también podría estar más presente en sus vidas. Sabía que lo intentaba, pero su trabajo consumía mucha parte de su tiempo.

Su vida no siempre fué tan miserable, hubieron momentos que vivió con sus mejores amigos y con su familia. Recordaba cumpleaños, navidades y días feriados ¿A dónde se había ido todo eso? ¿Dónde estaba esa alegría infantil? ¿Dónde estaban esos momentos en dónde no se preocupaba por su futuro?
¿A dónde se había ido todo el tiempo? ¿Realmente tendría que dejar atrás a todo y a todos?

Todo había cambiado.

Su hermano ahora la detestaba.
Sus mejores amigas, que por más de que seguían con ella, tenían una vida propia.
Y la única persona a la cuál estuvo segura de amar, se había ido hace mucho tiempo, sin despedirse. Tampoco se habían comunicado en los últimos seis años, pero aún tenía sentimientos vívidos por él, no sabía cómo explicarlo, pero sólo deseaba que volviera a su vida y que todo fuera diferente.

Pero cómo bien dicen, ten cuidado con lo que deseas...

༻𑁍༺☀︎︎༻𑁍༺

Dejó la carta encima de la lápida, nunca supo que pasó con las demás, tal vez se las llevaba el viento o la lluvia las deshacía.

Daba igual, no pensaba volver en algún tiempo, intentaría dejar todo atrás y poder comenzar una nueva vida.

Tenía planeado que, cuando terminara el año, se iría a la ciudad, intentaría conseguir una beca y probablemente estudiaría derecho o una cosa así.

Se dió la vuelta para ir de regreso, caminó por la que ella creía última vez por ese camino.

No podía estar más equivocada.

Ya se dirigía de nuevo a su hogar, pero no tenía idea de que este era el primer día del resto de su vida.

-¿Emma...?- escuchó una voz a sus espaldas, una voz desconocida pero con un tono muy familiar, un fuerte impulso la hizo voltear.

-Disculpa ¿Te conozco?

-Emma ¿Tengo que disfrazarme de cordero para que me reconozcas?

Lo observó detenidamente, cada detalle, pero al mirarlo a los ojos, supo exactamente quién era.

-¡Norman! ¿Eres tú?-corrió para rodearlo con sus brazos-Espera un minuto ¿Cómo es que eres más alto que yo?-.

-La pubertad, supongo. ¿Cómo han estado?

──Hᴀsᴛᴀ Qᴜᴇ Sᴀʟɢᴀ Eʟ Sᴏʟ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora