9.- Azalea; Recuerdos y secretos

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TW: Menciones de la negligencia y violencia intrafamiliar.

Veintidós de agosto.

Muchas veces pensamos que es nuestra familia la cuál ha de protegernos, amarnos y comprendernos, ellos tendrían que ser nuestro refugio, nuestro lugar seguro... No podríamos estar más equivocados.

Para lo que algunos no es más que una simple pesadilla, para Norman es una realidad. Él era uno de esos tantos niños que provenían de una familia rota.

Si hay algo que aprendió de su querida madre, es que nadie nunca tiene que saber la verdad de lo que pasa contigo. Recordaba sus palabras exactas.

"Mantén la cabeza en alto, sonríe, finge que nada pasó y sigue adelante. Grábate algo en la mente... No les importas, así que aprende a quedarte callado, enserio eres un maldito dolor de cabeza".

La gente pensaba que su familia era perfecta, pues el matrimonio de sus padres gozaba de apellidos de renombre. Si tan solo con el apellido de su padre, prácticamente, tenía la vida asegurada, el de su madre le daba aún más ventaja.

La familia de su madre. ¿Cómo podría describirlos...? Personas arrogantes, frías y crueles, sin contar que eran prestadiarios. Todos sabían que, si les debías dinero a los Hildebrandt, un féretro estaba esperando por ti al atardecer. Pero, aun así, la gente llegaba a envidiarlo. Tenían la mente tan podrida que, no les importaba si mataban gente a la orden del día, de igual manera llegaban a admirarlos, pues tenían algo que muchos desean, pero... Cuándo lo consigues, no sabes cómo manejarlo, tanto así, que llega a consumirte... El poder.

Lo cual es realmente irónico, pues James era un agente de la embajada nacional en el extranjero. Él sabía que los Hildebrandt no tenían las manos limpias, pero realmente confiaba en la madre de su único hijo. Pensaba que su apellido y sus orígenes no la definían cómo persona, pensaba que ella era diferente.

Nadie, ni siquiera su padre, sabía lo que pasaba tras las rejas de su jardín.

Su madre no gozaba de la mejor salud mental, perdía los estribos muy rápido, por lo que era normal que, en un momento esté gritándole y diciéndole que era lo peor que le había pasado en la vida y... En una hora podría estar diciéndole que todo lo que hacía era porque lo amaba. Siempre la perdonaba, al final del día, ella era su madre.

Pero llegó un punto en el que el matrimonio de sus padres estaba totalmente roto.

Siempre se encerraba en su habitación, por más de que cubriera sus oídos con todas sus fuerzas, seguía escuchando los gritos de odio de su madre, mientras su padre se quedaba callado o de plano, simplemente la ignoraba. Conocía bien la situación mental de su esposa, pero ella no quería ayuda.

Uno de esos tantos días, las cosas se pusieron peores. Escuchaba cómo vidrios se quebraban, preocupado por el estado de sus padres, decidió salir de ahí, sólo para encontrarse con una escena que quedaría grabada en su mente.

Su madre sostenía un palo de amasar, en señal de querer arrojarlo hacia James, mientras él intentaba calmarla.

Veía a su alrededor y observaba vasos rotos a su lado, sabía lo que tenía que hacer... Se aproximaba a ella, lenta y calmadamente. Cuando ya estaba lo suficientemente cerca, intentó alcanzar su mano con la suya, pidiéndole casi de rodillas que se detuviera... Pero esta mujer no tenía compasión ni empatía, ni siquiera a su propio hijo. Ella simplemente lo empujó y lo hizo a un lado. Desgraciadamente, la suerte no estaba del lado de Norman, por lo que ese empujón culminó en él cayendo en un montón de vidrios rotos y recibiendo un golpe en la cabeza debido a la caída.

──Hᴀsᴛᴀ Qᴜᴇ Sᴀʟɢᴀ Eʟ Sᴏʟ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora