3.- Lycoris Radiata; El pasillo del horror

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Habían pasado dieciséis días.

Las cosas seguían siendo casi las mismas. Norman iba a casa de Emma cuándo Yuugo no estaba. Lucas siempre lo dejaba pasar, para él era cómo ver una de las novelas que pasan en la televisión a las tres de la tarde. Claro que no podía estar con ellos todo el tiempo, él también tenía una vida.

Pero Ray seguía sin abrir la puerta, era obvio que no quería saber nada de ellos.

-Norman, no tiene caso, ni siquiera me abre la puerta a mí.

-No perdemos nada intentando, Emma.

-Bien, haz lo que tú quieras.

Norman subió las escaleras, la nostalgia en ese momento lo tomó por sorpresa. Recordaba todas las pijamadas que alguna vez hicieron y cómo Emma después no podía dormir.

Realmente extrañaba todo eso, su vida nunca fué la misma después de separarse de sus amigos, las personas que más le importaban en todo el mundo.

-Hola. Ya sé que estás muy molesto conmigo, eso está bien. Dime lo que tú quieras, a mí tus insultos no me importan. Pero deja a Emma tranquila. ¿Sabes cuánto le afecta lo que le dices? Eres su hermano, así que deja de comportarte cómo un completo imbécil. Sí, yo podré ser un cobarde, un egoísta, un debilucho o una rata, pero por lo menos, yo sí sé apreciar a las personas que me rodean. Tienes una gran hermana, no la pierdas.

El silencio se mantuvo presente por un largo rato. Norman estaba a punto de irse, pero Ray finalmente se pronunció.

-¿Crees que no lo sé?-finalmente abrió la puerta-Emma siempre fué la niña perfecta. La luz de los ojos de Yuugo, la más atlética, la más alegre, la más querida, la que más sobresalía, la mejor amiga y la mejor hermana. En cambio, yo nunca experimenté eso, nunca nadie me dijo que era bueno en algo. Siempre era Ray, el odioso, el amargado, el asocial, el flojo, el regular, el que nadie quería tener cerca. ¿Sabes? Por un momento yo pensé que venías a disculparte, ella no fué la única afectada con tu repentina desaparición. Pensé que yo también te importaba, pero sólo viniste a defender a tu amada Emma, porque ella no puede hacerlo sola-.

-Tampoco creí importarte, pasaste más de la mitad de nuestra infancia tratándome cómo si fuera un trapo sucio. Y perdón si te hice sentir así, la verdad no era mi intención. Claro que me importas, eres mi mejor amigo.

-Era de esperarse, ya sabes, Emma es genial. Es alguien agradable y de confiar, además, no es estúpida, sólo es un poco lenta. No le digas que dije eso o te desaparezco.

-¿Por qué no quieres que sepa? Ella va a estar muy feliz si se lo dices.

-Es complicado. Pero nunca dudes que la quiero, al final del día, ella es mi hermana. Sí, es muy fastidiosa e insistente, tampoco sabe cuándo callarse y le cuesta mucho comprender los puntos de vista de los demás. Pero es buena persona, siempre le ofrece ayuda a cualquiera que lo necesite. Entiendo por qué la amas tanto.

-Es una persona increíble, la más increíble que he conocido.

-No importa cuántos años pasen, la sigues amando cómo el primer día. Sólo quiero que sepas, que si ustedes llegan a tener algo algún día, seré su mal tercio y les gustará.

-Vamos, Ray, toda nuestra infancia fuiste el mal tercio. Es chiste, no te lo tomes mal.

-Me ofende... Pero tienes razón.

──Hᴀsᴛᴀ Qᴜᴇ Sᴀʟɢᴀ Eʟ Sᴏʟ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora