19.- La espía

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Diecinueve de septiembre.

—¿Y ahora qué? — preguntaba Ray, mirándolos a todos, en busca de una respuesta.

—Pues, buscar a Emma, obvio— le respondía Gilda.

—Pero, ¿Cómo? En el diario ya no hay nada que nos ayude. No tenemos de dónde sacar respuestas, o, siquiera, una mísera pista. Puede estar en cualquier lugar del pueblo e incluso fuera de él, no lo sabemos— le decía Norman, odiando cada una de las palabras que salían de su boca.

—Tiene razón—Lucas se unió a la conversación—, ya no tenemos nada. Imagínense, Annie ya está con nosotros y no sabemos dónde diablos estuvo todo este tiempo—.

—¿No creen que, en cuanto despierte, deberíamos preguntarle? — sugería Gilda, indecisa.

—No.

—Pero, Ray, tal vez ella...— intentaba convencerlo.

—Que no— reiteró.

Así siguieron por un rato, pero simplemente él no daba tregua.

—¿Sí entienden que acaba de llegar de quién sabe dónde, está obviamente muy débil y, probablemente, ni siquiera esté lo suficientemente consciente para responder a todas sus preguntas? ¿verdad? —se tomó una pausa—, escuchen, los entiendo. Estoy igual de preocupado por Emma que ustedes, también quiero respuestas... Pero bombardear a Annie con preguntas en este momento, se me hace algo muy insensible de su parte—.

—No hace falta que se preocupen—dijo la ya mencionada, mientras bajaba las escaleras con dificultad—, estoy lo suficientemente consciente para hablar, empezando por...— no pudo continuar, antes de que Gilda corriera hacia ella, abrazándola profundamente. Gracias a ello, ambas cayeron al suelo

—¡Creí que nunca volvería a verte! —exclamaba ella—, ¡Desde ahora no te dejaré ir sola a ningún lado, lo prometo! —.

—Yo también te extrañé mucho, Gilda— le respondía, mientras, entre ambas, se ayudaban mutuamente a levantarse—, los extrañé mucho a todos—.

Sólo eso fué suficiente para que todos los presentes se fundieran en un largo abrazo.

°. * . °

—Entonces... Dina siempre tuvo razón... — decía Lucas.

—Me temo que sí, lo siento — le respondía.

—Para ver si entendí... ¿La abuela de Ray es la responsable de todo...? — preguntaba Gilda, mientras Anna asentía ante su comentario.

—Hay algo que no me cierra—comentó Norman—, ¿Cómo es que sabe cuándo atacar? —.

—¿A qué te refieres con eso? — preguntaba Ray.

—Es decir, se supone que ella nunca fué cercana a los Hill, mucho menos desde que Isabella se fué, según lo que dijo Lucas. ¿Cómo sabía en qué barco estaba Mason? ¿En qué parte del pueblo estaban Lydia y Magnus? O ¿En qué auto estaban tu padre y tú? ¿Cómo pudo saber todo eso si ni siquiera salía de su casa?

—Eso es lo que estaba por advertirles... Sarah, ella... — de nuevo, Anna había sido interrumpida, pero no por un abrazo de Gilda, sino el timbre.

—Tranquilos—dijo Lucas—, sé quién es, yo la llamé— se dirigió a la puerta, recibiendo a, ni más ni menos, que Isabella.

"La perdida" podríamos decirle, hace ya un par de semanas que no se asomaba por casa. Había hablado hace poco con Ray por teléfono, pero no fué la gran cosa, simplemente le preguntó algunas cosas básicas y ya, cero profundidades.

──Hᴀsᴛᴀ Qᴜᴇ Sᴀʟɢᴀ Eʟ Sᴏʟ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora