Jisung asintió de acuerdo dejándose caer a un lado de Chenle con una ratita muerta en su hocico. ― Es para ti.
― ¿La mató el gato del vecino?
― Más bien el perro, pero sí.
Chenle asintió, comenzó a jugar con ella, ya que, no tenía mucha hambre pero le gustaba que Jisung siempre fuese así cuando se trataba de él.
Por otro lado, tenían a Haechan bofeando mientras levantaba las pequeñas pesas que Renjun le había traído por la mañana. Pues, según el poco estudio de Haechan en todo eso, hacer ejercicio te mantenía cansado gran parte del tiempo pero también te sumaba energía, así que, lo que fuera pero sirviera.
― ¿Qué tan cansado es? ― Jaemin llegó acomodando a Luna entre sus piernas mientras veía a su amigo llorar del dolor en el piso. ― Verte así hace que me duela hasta la cola.
― Ayer fue peor. Renjun me pasó la rutina de cardio y- dios, es tan cansado. ― se hizo bolita mientras gemía bajito. Jaemin rió y metió una palomita a su boca.
― Al menos es mejor a nada. ― siguió comiendo, echándole una mirada a los gatitos que estaban en su nido en la otra esquina. Sonrió cuando Jisung se acomodó encima del menor. ― Jeno me comentó que, ― aclaró su garganta y comió con más prisa. ― Vio a Mark hace dos días con un chico, iban abrazados y él creyó que se trataba de algún hermano.
― Mark no tiene hermanos varones, son dos chicas... ― Haechan cubrió sus ojos con la palma de su mano y negó. ― No importa, Jaemin, gracias por decirme de todos modos.
― No quería hacerlo, no quiero que te sientas mal ni nada. Pero, ¿Qué clase de amigo sería al ocultarte algo muy importante como eso? No importa si Mark se fue, que haga lo que quiera. Pero si quieres una explicación tal y como mereces, podría decirle a Jeno que le pregunte por él al chico, dice que lo ve cada miércoles y sábados. ― tomó la orejita de Luna y comenzó a darle mimos mientras la gatita descansaba ne su regazo. ― Si quieres, claro.
― En realidad no lo sé. Estuve pensando, algo, no mucho porque me parece malo seguir pensando en Mark, pero también siento que merezco que me diga el porqué de su huída. Quiero que me diga qué hice mal, en qué me equivoqué...
Jaemin negó, y con cuidado de no hacerle daño a Luna, se acostó al lado de Haechan en el frío piso, atrajo la cabeza del mayor a su pecho y comenzó a dejar caricias en sus cabellos húmedos. ― Tú no tienes la culpa.
― Pero él... Él y yo...
― Él decidió irse, decidió que lo mejor era dejar todo sin más. Y eso está más que bien, te ahorró tiempo perdido en algo que jamás iba a ser como tú soñabas. Yo sé que tú querías muchas cosas a su lado y que incluso tienes un calendario de todos sus momentos juntos. Pero de nada sirve si la otra persona no está dispuesta a compartirlos.
Haechan lloró aún más, sintiéndose protegido en los brazos del menor, aún cuando por dentro todo seguía ardiendo, como una flor que poco a poco iba dejando caer sus pétalos para darle paso al otoño.
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