⌂ 25 : último extra.

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Chenle estaba posado sobre el pecho de Haechan, era su momento de calma donde no pensaba en nada más, ni en lo que iba a suceder al despertar. El humano parecía notarlo, ya que el pequeño gato estaba viendo la ventana sin muchos ánimos. Pero, ¿Qué se suponía que debía decirle?

No debía ser fácil, aunque no recuerda conocer a otro gato tan sentimental como lo era Chenle.

― Ellos estarán bien cuidados...  ― comenzó mientras jugaba con las orejitas del gatito. ― Conoces la casa de los que serán sus dueños, ¿Por que es tan difícil aceptarlo?

Porque los quería. Chenle lo hacía.

Era la misma situación, aunque no similar como tal, pero esos mismos sentimientos y emociones estaban plasmadas tal y como él fue dejado en aquella caja, recuerda que su mami no quería y aún así tuvo que aceptarlo.

¿Por qué Haechan no podía entender eso?

El mayor le sonrió, dejando pequeños golpes en su cabecita con cuidado de no hacerle daño. ― Lele, todo estará bien. Yo estoy aquí.

Y Chenle se acomodó mejor en el pecho de su dueño con suavidad, cerró sus ojitos con fuerza y trató de descansar sabiendo que Haechan estaría ahí.

Y esperaba que mañana siguiera siendo así.

Posiblemente lo que más le dolía es que sus hijos no dijeron más que meow, y él quería estar presente cuando dijieran algo, cuando dijieran te amo

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Posiblemente lo que más le dolía es que sus hijos no dijeron más que meow, y él quería estar presente cuando dijieran algo, cuando dijieran te amo.

Pero no podría, esta vez no estaría.

Y quería decir que estaba bien, pero eso no era cierto, porque por más que se haya hecho la idea, por más que lo haya pensado gran parte de su día, seguía sin sentirse listo.

Chenle lamía la cabeza de sus hijos con cuidado, quería dejarles su olor porque sabía que era la última vez que los vería, y eso le dolía, pero eso era más que claro en estos momentos.

Aunque ninguno de ellos le prestaba realmente atención a Chenle.

No quiero. ― se quejó mientras negaba con enojo tratando de tomar a uno, pero no le fue permitido porque Renjun se acercó y acarició su cabeza.

― Ya hablamos de esto, Lele... ― y él lo sabía, pero se negaba, ya no estaba dispuesto.

Pero sabía que no tenía opción, que era por su bien y el de sus hijos, que... Que los volvería a ver, que no se iba a repetir la historia.

Sintió las lamidas en su cabecita y no le quedó de otra más que lamer a uno por última vez y acercarlo a Renjun con un ligero empujón.

Llévatelo, humano sucio y manipulador con olor a fresa.

Se negó a verlo de nuevo e ignoró el ardor en su pecho y siguió con los otros hasta que solo quedaron él y Jisung en ese pequeño nido.

Sí, dolía, pero no les importaba a los humanos.

 ― ¿Te duele?

La pregunta de Chenle fue más rápida que el tiempo que tuvo para procesarla, pero de todos modos eso solo causó un pequeño beso del gato con una mancha de corazón.

Aún estás tú, Lele...

 Y el minino se restregó en su pareja, el cual lo aceptó sin chistar.

Lo necesitaba, porque no diría que le afectaba más de lo que había creído.

Pero de todos modos no es que tuviera tiempo para llorar, más bien quería olvidar.

Haechan se acercó al poco rato, junto con ellos los acarició y besó en sus cabecitas, aunque ambos lo ignoraron, tan solo querían el uno del otro.

Dos gatitos en su nido con aroma a tristeza, pero juntos, teniendo aquellos que el gatito café tanto se había negado a obtener de él: el amor.

Dos gatitos en su nido con aroma a tristeza, pero juntos, teniendo aquellos que el gatito café tanto se había negado a obtener de él: el amor

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¡Ahora si llegamos al final!

Muchas gracias por el apoyo a este pequeña adaptación, espero que les haya gustado.

¡Nos vemos en otra historia!

gatitos 𖦹 𝙅𝙄𝘾𝙃𝙀𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora