Hechizos y Armaduras

Capítulo 26: Exposición. PARTE 2

Dos personas estaban de pie sobre una roca cerca de la costa del mar. Poderosas olas chocaban contra los afilados salientes, salpicando las piedras negras con espuma blanca. El cielo rápidamente se oscureció y comenzó el crepúsculo. Harry respiró hondo, tratando de prepararse para lo que vendría. El olor a sal llenó sus pulmones; un fuerte viento le revolvió el pelo; salpicaduras frías le golpean la cara.

–¿Clint? – llamó el joven tendiéndole la mano a su compañero.

– Oh, maldita sea, ¿otra vez? – Barton puso los ojos en blanco. – ¿Quizás en unas escobas?...

A pesar de su evidente desgana, el hombre apretó el antebrazo de Harry.

– Respira hondo – aconsejó el chico.

Un instante y se encontraron en una cueva oscura. El sonido del mar llegaba ahora desde lejos y el aire estaba viciado, dificultando la respiración. Harry giró ligeramente los dedos de su mano derecha y una bola de luz se elevó en el aire, iluminando el área a su alrededor. La oscuridad se separó a regañadientes, pero incluso el hechizo de luz mejorado apenas fue suficiente para iluminar el camino.

Harry miró a su alrededor. Un escalofrío lo recorrió. Estaban en la parte exterior de la cueva. El fuerte trasfondo mágico inmediatamente llamó la atención. La oscuridad presionó por todos lados, apretando su pecho, dejando a los dos sin aliento. Harry sintió esto la última vez que visitó la cueva, pero ahora lo percibió mucho más. La visión mágica nunca retrocedió, y una imagen llena de magia oscura, sacrificios y dolor se desarrolló ante sus ojos. Además de esto, el joven también podía ver claramente rastros de la brujería de Voldemort aún flotando en el aire. Está muerto, ha estado muerto durante mucho tiempo, es sólo magia residual.

Harry notó con sorpresa que las acciones de Dumbledore en la pared ya no eran un misterio para él. El chico entendió cómo su mentor encontró las fuentes de la magia y abrió el pasaje.

– Es lindo aquí, por supuesto... pero estabas hablando de otra cosa. ¿Estamos en el lugar correcto? – Clint lo sacó de sus pensamientos.

Harry dejó a un lado los pensamientos innecesarios y se acercó con confianza a la pared.

– En realidad no, justo ahora – respondió. – Necesitamos abrir el pasaje.

Bueno, profesor, usted no está aquí ahora. Entonces es mi turno. Harry usó su magia para cortarse la palma, dejando que la sangre cayera sobre la piedra.

– ¿Quizás la próxima vez nos llevaremos una cabra? – preguntó Clint burlonamente. El joven miró desconcertado a su compañero. – Bueno, ahí, por si acaso. Realizar sacrificios...

El discurso del hombre fue interrumpido cuando un arco plateado se iluminó frente a ellos, abriendo un pasaje en la pared.

– Mmm... genial. Di tu palabra, amigo, y entra...–  murmuró Clint en voz baja. – Todo lo que necesitas es una larga barba gris.

Harry lanzó otra mirada sorprendida a su compañero. Entendió que estaba hablando de Gandalf, ya que él y Tony habían visto esta película, solo que... en este contexto, un anciano canoso completamente diferente estaba ante sus ojos. El chico sacudió la cabeza y caminó con confianza a través del arco. Barton lo siguió de cerca.

– Clint...–  Harry llamó en voz baja, mirando la superficie del espejo negro del lago. – No toques el agua, ¿vale?

– ¿Qué dices… qué hay en el agua? – parecía que el hombre salía a caminar todos los días a lugares tan espeluznantes.

– Ahora lo descubriremos.

Harry miró alrededor del espacio frente a él, mirando pensativamente las corrientes de magia. La imagen estaba surgiendo... interesante. Todo esto parecía la acción de otro artefacto. Quienquiera que fuera este mago, su enfoque de la magia era claramente diferente de cualquier cosa que el chico hubiera encontrado antes. Desde el centro del lago, desde la misma isla en la que anteriormente se había ubicado el Horrocrux, irradiaban hilos pulsantes de magia en todas direcciones. Cientos de ellos se adentraron profundamente en el embalse, y el mismo número se dirigió a algún lugar lejano, atravesando las paredes de la cueva.