Capitulo 38 | Un Camino

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El viento corría haciendo que el olor a hierva fresca y húmeda inundara su nariz llegando al punto en que no estaba segura si lo que estaba sintiendo y viendo era real o una jugada muy cruel de su mente la cual no estaba haciendo su trabajo haciendo que su cuerpo respondiera, solo se quedó ahí parada mientras temblaba sin parar sintiendo como le faltaba el aliento por cada segundo que parecía ser un siglo.

—Rayzel ¿Por qué no te volteas? ¡Ven y dame un abrazo! —le dijo su hermana en un tono alegre y dulce—

Justo como lo recordaba...Adara siempre le había hablado de esa manera, no importaba si cometía alguna travesura o se portaba mal, su hermana no tenia mas que palabras dulces para ella y eso solo hizo que el peso en su corazón le produjera mas dolor.

...No puedo...lo siento —murmuro Rayzel mirando el suelo mientras apretaba más la manta contra su cuerpo buscando protección de alguna manera—Yo...te decepcioné yo...perdí tu sombrero...¡S-se que prometí cuidarlo mucho per-!

Fue interrumpida por Adara cuando esta la rodeo con fuerza entre sus brazos sin obligarla a darle la cara haciendo que todo su cuerpo se tensara de golpe...tan cálido...¿Hace cuando no sentia esa calidez? Parecía tan real que muy en el fondo deseaba que lo que sea que estuviera pasando nunca acabara.

Los segundos pasaron y poco a poco su cuerpo perdió las fuerzas dejándose caer al suelo mientras era sostenida por su hermana haciendo que ambas terminaran sentadas en el suelo haciendo que la hierba y las pequeñas flores silvestres las tocara.

—No digas más Rayzel —le pidió Adara suavemente mientras acariciaba su cabeza—Se que no me estas pidiendo disculpas por el sombrero, mi linda hermanita aún tiene la mala costumbre de disculparse indirectamente

Rayzel ahogo un sollozo y solo se dejó abrazar por su hermana mientras sentía como las lágrimas surcaban su rostro, después de tanto tiempo se estaba permitiendo llorar.

...Perdóname...perdóname por favor Adara...—volvió a murmurar mientras dejaba que las lágrimas corrieran en su rostro—

—¿Por qué te disculpas? Tu no has hecho nada malo —le pregunto Adara cerrando los ojos mientras sentía como el cuerpo de su pequeña hermana temblaba sin parar—

—Me disculpo porque...si yo no hubiera nacido ustedes seguirían con vida...no soy más que una desgracia... — aseguro Rayzel bajando la cabeza mientras apretaba sus manos fuertemente sin notar como la mirada de Adara se oscureció un poco ante esta afirmación—No soy más qu-!

¡No vuelvas a decir eso jamás!

La pequeña Rayzel se tensó en los brazos de su hermana al escuchar esa voz que reconoció al instante haciendo que soltara del abrazo de su hermana mayor para ponerse de pie dejando caer su manta en el proceso para ver quienes habían llegado.

Hermanos

Bernal, Jairo, Katia, Ofelia y Eider estaban ahí, parados justo detrás de Adara tal y como su mente los recordaba antes de morir. Bernal con sus lindas pecas en el rostro, cabello rojizo y ojos verdes llenos de vida, Jairo con su cabello castaño oscuro que casi le cubría el rostro y ojos grises afilados llenos de seriedad, Katia y Ofelia tan idénticas pero diferentes a la vez como las gemelas que eran...cabello castaño tan claro que podía pasar por rubio bajo la luz del sol y ojos color azul celeste y por último Eider...con su cabello rubio claro y ojos azules grises claros casi pareciendo de color blanco...

—¿Qué...que hacen ustedes aquí? ¿Qué quieren de mí? —pregunto Rayzel retrocediendo un par de pasos—

Ellos solo se miraron entre si haciendo que la tormenta de sentimientos que sentía Rayzel solo empeorara cada vez mas hasta que su hermano Bernal tomo la palabra.

Esclavos | En EmisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora