Capitulo 64 | En Curso

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Falco no podía dormir, por alguna extraña razón su cabeza se negaba a dejarlo dormir aun después de sentir tanto cansancio en su cuerpo después de regresar de una guerra de años, pero no podía hacer nada contra el insomnio, solo esperar a que su cabeza se cansara lo suficiente para que al final pudiera dormir en paz.

—«Necesito encontrar algo que hacer»—pensó Falco frunciendo el ceño al mismo tiempo que se sentaba en su cama para ponerse los zapatos y salir de su habitación—«Tal vez en el viejo librero encuentre algo que leer»

El viejo librero de su casa estaba en la sala, ahí había algunos libros que solía leer en su infancia junto con su hermano cuando tenían la oportunidad, no eran más que cuentos infantiles, pero sentía que eso lo ayudaría a dormir, aunque fuera por aburrimiento.

Camino por los pasillos oscuros de su casa con tranquilidad, lo único que se alcanzaba a escuchar eran los ronquidos de su hermano Colt por estar sumido en el quinto sueño luego de que su madre le diera un remedio para la resaca y que cenaran todos juntos en familia, ese recuerdo tan fresco lo hizo sonreír levemente y agradecer mentalmente el poder estar con ellos un día más.

Cuando llego a la sala, su vista rápidamente se fue hacia el librero y con la poca luz que había busco entre algunos títulos algo que le llamara la atención para poder entretenerse, pero al llegar a uno e intentar sacarlo resulto que este estaba demasiado atascado entre el resto de libros por lo que tuvo que aplicar más fuerza intentando sacarlo, solo para terminar moviendo el viejo estante haciendo que varios libros de la repisa de arriba se cayeran.

—¡Ay! —exclamo Falco de dolor al sentir como un libro le caía directo en la cabeza antes de mirar para todos lados, esperando las voces de sus padres reclamándole por estar despierto a esta hora, pero cuando no llego se permitió sentir alivio—Fiuuu~

Con el libro deseado en sus manos decidió dejarlo en un lugar apartado para poder poner el resto en sus respectivos lugares hasta que llego al último, uno que estaba más apartado que el resto, era un libro viejo y polvoriento que no reconoció como ninguno de los otros que tiro.

Niños, ustedes pueden leer todos los libros que quieran, pero no se suban en nada para bajar los de arriba, si quieren alguno pídanmelo ¿Ok?

Las palabras de su padre le llegaron de golpe y en un acto de rebeldía tomo una silla del comedor para poder ver por encima de la repisa del libro y descubrir un espacio que era exacto a la forma que ese libro extraño tenía.

—«¿Por qué este libro esta apartado del resto? Y ¿Por qué mi padre no quería que ni COlto ni yo lo leyéramos?» —pensó Falco bajando de un salto de la silla para abrir el libro en la primera página—

Propiedad de ... Grice

El niño frunció el ceño al leer el nombre del propietario borrado siendo lo único visible el apellido de su familia por lo que rápidamente reemplazo el libro de la parte superior con el que iba a leer y se llevó el viejo a su habitación cerrando la puerta detrás de el para encender su lampara de aceite para poder leer mejor el texto que estaba escrito que parecía ser un cuento.

La promesa de un esclavo

Que título tan extraño —murmuro Falco con el ceño fruncido—

Pero aun con la extraña sensación que tenía en el pecho, procedió a leer la historia.

Hace mucho tiempo, existió un pueblo cuyo único objetivo era servir como esclavos, para el resto del mundo esas personas no tenían ningún valor y solo existían para que el resto de las naciones los usaran como quisieran llegando incluso a comercializar con ellos como si de verduras se trataran.

Esclavos | En EmisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora