Capitulo 49 | Verdades

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[Antes del Juicio]

—›Al fin llegas‹

—›Tenemos mucho que discutir contigo antes de entrar‹

La más joven quiso reírse al ver las caras de los ancianos, claramente no estaban contentos con ella y claro, a nadie le gusta ser tomado por idiota por lo que solo se puso lentamente de pie y se sentó en una silla libre en la habitación para poder encararlos.

Bien, hablemos...

El silencio golpeo la sala con fuerza, la mirada de los ancianos nunca se despegó de su rostro, pero ella no bajo la cabeza en ningún momento, les contrarrestaba la hostilidad de sus miradas con mera indiferencia ya que sabía que eso los sacaría más de quicio y ese era su objetivo.

—›Lo que hiciste esta noche es inaceptable, incumpliste con tu palabra y atacaste a los tuyos‹ —dijo uno de los ancianos poniéndose de pie buscando intimidarla—›¿Te das cuenta de lo que hiciste? Ahora la gente por la que tu familia ha dado su vida entera te llama traidora sin parar, deshonraste todo lo que alguna vez tu madre y abuelo consideraban sagrado‹

—¿Es que acaso ustedes sabían lo que mi madre consideraba sagrado? —pregunto Rayzel de forma sarcástica—Ustedes no la conocieron, no saben lo que ella consideraba sagrado y con lo que respecta a mi abuelo...bueno, ustedes ahora no le darían más que asco

Uno de los ancianos casi le grita de indignación y rabia, pero fue detenido por otro que tomó la palabra.

—›Y tú tampoco, después de todo tú la mataste‹

Rayzel apretó el puño debajo de la mesa, pero no bajo la mirada en ningún momento mientras que otro de los ancianos se ponía de pie.

—›Tu solo tenías un deber, UNO...y hasta eso lograste poner en peligro, lo bueno es que estamos a punto de remediarlo‹ —dijo otro de los ancianos poniéndose de pie—

—Hablan como si fuera a aceptar el destino que ustedes quieren para mi —dijo Rayzel con firmeza—Ustedes me quieren casar a la fuerza cuando cumpla los 16 años

—›Todas las mujeres en nuestro pueblo se casan a esa edad‹ —dijo otro anciano mientras se ponía de pie—

La conversación estaba llegando a su fin.

—Pero yo no soy cualquiera y ustedes lo saben bien, ustedes me quieren condenar a una vida para ser nada más que una yegua de cría que dé a luz tantos hijos como sean necesarios hasta que tenga al dichoso varón que han esperado por años, atada a un hombre que tomara mi lugar como líder del clan, lugar que es mío de nacimiento —refuto Rayzel con dureza—

—›Cada miembro de tu familia ha cumplido con su deber a costa de todo, eso lo sabes bien‹ —dijo el ultimo poniéndose de pie—

Pero no así, jamás así...ustedes me quieren quitar la libertad—aseguro Rayzel casi sintiendo como el corazón se le quería salir del pecho—

Los ancianos, ahora de pie frente a ella, comenzaron a caminar hacia la puerta de la habitación para salir de ahí dejando a la más joven atrás.

—›Tus necesidades nunca fueron nada comparado con lo que nuestro necesita, los que estuvieron antes de ti lo entendieron muy bien...lo único que estás haciendo es un berrinche por que las cosas no sale como tú quieres y si sigues así tú sabes las consecuencias que te esperan si este juicio termina con tu excomulgación‹ —dijo uno de los ancianos con dureza antes de abrir la puerta para sus compañeros que fueron saliendo uno por uno hasta que él fue el último—›Declárate culpable y podrás seguir siendo parte del pueblo que tu familia tanto se ha esforzado por proteger además de que no serás separada jamás de tus amados hermanos y el dulce niño por el que diste los brazos

Esclavos | En EmisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora