Capitulo 65 | Se abre el telón

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Ya casi llegaba el anochecer, después de un largo día de trabajo muchas personas estaban regresando a sus casas para por fin tomar un descanso con alegría y alivio menos el joven niño que caminaba por las calles cabizbajo al sentirse deprimido e impotente. Falco nuevamente no había logrado superar a Gabi en el entrenamiento de hoy y eso lo alejaba más y más de su objetivo de salvarla de convertirse en la portadora del Titan Acorazado.

A este paso nunca podre...—murmuro Falco por lo bajo, sintiendo casi como las lágrimas se le acumulaban en los ojos—Gabi adquirirá al Titan Acorazado si sigo así...

¡Ey tú, chico con cara de perrito pateado!

Al escuchar la fuerte voz alzo la cabeza, por un segundo pensó que no le hablaban a él hasta que a la misma mujer enfermera acercándose a él con una sonrisa en la cara mientras sostenía varias bolsas en los brazos.

—¡Ah, usted...! —exclamo Falco con genuino asombro al verla—

—Hasta hace un segundo pensé que no te volvería a ver, que bueno que no fue así —dijo la mujer con una sonrisa en su cara—Quería agradecerte por lo que hiciste para ayudar a los soldados aquella vez, fuiste un buen niño

—Muchas gracias, Señorita...—Falco se quedó a mitad de frase al no saber el nombre de la mujer que solo arqueo la ceja antes de reírse nuevamente haciendo que las mejillas se le comenzaran a calentar de la vergüenza—«Ella es muy bonita»

Tenía un largo cabello castaño atado en una cola alta y unos brillantes ojos de color amarillo brillante, era casi como ver al mismo sol en ellos, pero con los colores del atardecer se camuflaban muy bien.

—Adara, llámame Adara ¡Pero no me digas Señorita! Me da escalofríos que alguien me llame de forma tan respetuosa —dijo la mujer alborotando el cabello de Falco con una mano—Mejor dime tu nombre

—Falco, mi nombre es Falco Grice, es un placer —dijo Falco tensándose un poco antes de que su vista se fuera a las bolsas que la mujer ahora sostenía entre los brazos—Déjeme ayudarla, se ve que es muy pesado

—Oh~, sin duda eres como un príncipe de brillante armadura —dijo la mujer dándola la bolsa menos pesada antes de continuar caminando con el joven a su lado—Sali del hospital para comprar algunas cosas que me encargaron, aunque pensando en retrospectiva debí pedir un poco de ayuda

—¿Esta aun trabajando? —pregunto Falco un poco sorprendido—Pensé que al personal médico que fue a la guerra les daban unos días libres

—Eso es cierto pero el hospital siempre necesita personal y no me molesta ayudar a los demás, menos después de las consecuencias de la guerra —dijo Adara soltando un leve suspiro de cansancio antes de volver a mirar al niño—Pero dime ¿Por qué lucias como un perrito pateado hace poco? Veo que tambien estas muy sucio ¿Te fue mal en tu entrenamiento?

—Algo así...—dijo Falco desviando la mirada a un costado—

La cabeza de Falco rápidamente volvió a sumergirse en su estado de tristeza, pero antes de darse cuenta la mujer había detenido sus pasos justo en la entrada del hospital y le hacía girar la cabeza tomando suavemente su mentón para la volteara a mirar.

—Nunca bajes la cabeza de esa manera, tenla siempre en alto y no dejes que los malos pensamientos te dominen —dijo Adara de forma dulce antes de revolver de nuevo su cabello con la mano—No sé exactamente qué es lo que te tiene así y tampoco estoy segura si puedo ayudarte, pero lo que sí puedo ver en tus ojos es que eres un niño bueno que puede superar lo que sea...incluso si tiene que ver con una niña~

Esclavos | En EmisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora