-CAPITULO 14-

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Obanai llevaba ya unas dos semanas cuidando de Nozomi, su hija era muy inquieta y enfermiza, el azabache tenía miedo de perderla, la abrigaba con varias mantas y le daba leche tierna(esa leche que se les da a los becerros) de vaca.

***

Una noche fría, Nozomi comenzó a llorar con fuerza; Obanai se despertó alarmado y cargo a su hija intentando arrullarla, pero la niña no se callaba; su temperatura comenzó a subir y parecía que le fallaba la respiración. 

Asustado, tomó varias mantas y envolvió a la niña como pudo, salió corriendo con la niña entre sus brazos dispuesto a encontrar algún doctor que le pudiera ayudar.

El camino estaba cubierto de piedras y tierra, y aunque le dolían los pies no se detuvo, sin embargo para su mala suerte cayó abruptamente al suelo soltando las mantas en donde estaba envuelta su hija. Sus ojos se llenaron de horror al ver como las mantas caían con fuerza al suelo.

Se acercó con rapidez para ver qué había sucedido, para suerte Nozomi estaba perfectamente, sus ojos se abrieron revelando un tono carmesi muy parecidos a los de Sumiko.

—Se parece mucho— una voz misteriosa se presentó.

Obanai subió la mirada para encontrar a un ángel de ojos celestes.

—Gracias— dijo nervioso, no confiaba mucho en los ángeles después de lo de Sumiko.

—Si eres inteligente y razonable, sabrás que esa niña es también un ángel y tiene una misión que cumplir— apuntó a Nozomi y miró con desdén al azabache. 

Obanai quedó en silencio intentando mantener la calma; el ángel pisó tierra y se acercó al azabache quien sostenía con fuerza a su pequeña hija.

—Aquí ya no es seguro, debemos irnos y encontrar a Shinobu— habló el ángel; Obanai la miró y vio como esa ángel comenzaba a caminar por un sendero de tierra.

***

El no sabia porque ahora seguía a la joven angel, la chica no parecía ser mayor, cabello negro corto, ojos celestes verdosos y una expresión de calma constante.

—Nos detendremos aquí para descansar— dijo la ángel. 

Obanai aprovechó para acomodar sus cosas y ver que Nozomi estaba bien. El ángel veía las acciones del humano que estaba guiando.

—¿Cual es tu nombre?— preguntó Obanai mientras sacaba una cantimplora con agua de la bolsa que llevaba.

—¿Por qué quieres saberlo humano?— respondió de manera mordaz.

—Porque sería molesto llamarte "oye"  y mi nombre es Obanai Iguro, no "humano"— dijo algo ofendido.

—Mi nombre es Makomo— respondió; Obanai asintió y terminó de beber su agua.

—Esta bien Makomo, podemos continuar— dijo mientras cargaba a su espalda su bolsa y tomaba con cuidado la canasta en donde dormía Nozomi.

—Siempre pensé que los humanos eran seres repulsivos y con poco coeficiente intelectual … como monos, pero tú eres inusual … no eres tan desagradable— habló; sus pasos eran lentos.

Obanai la miró con sorpresa, soltó una pequeña risa y continuó caminando atrás de aquel singular ángel que apareció frente a él.

continuaron caminando, por varias horas más; empezaron a conocerse y a hablar sobre sus distintos gustos y cosas que hacían cuando estaban solos. Makomo estaba encantada al escuchar las historias de aquel azabache, y Obanai estaba encantado de contarle cada cosa a la joven angel, en un momento llegó a pensar que quizá cuando Nozomi creciera sería igual de curiosa que Makomo, pero quien sabe, el aún no sabía que podría pasar por culpa de aquella guerra.

HIMITSU - KURO NO CHIKAI (SHINOMITSU) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora