CAPITULO 9

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Kanao en la tierra buscaba de manera ciega a su amigo, ya había pasado aproximadamente una semana y aun no lo encontraba; la chica se estaba desesperando, las manzanas que tenía en esa gran bolsa se le estaban acabando… pronto se quedaría sin comida.

-¡Te encontré!- una voz fogosa y animada se oyó atrás de ella, Kyojuro Rengoku se encontraba sonriéndole de manera amistosa.

-¿¡Qué!? ¿¡como!?- grito Kanao incrédula ante esta situación.

-¡Te felicito! ¡escondiste muy bien tu rastro! ¡pero te encontré y ahora debo llevarte con la señorita Kocho!- Avisó Rengoku antes de cargarla como un costal de papas y salir volando a gran velocidad hacia el cielo.

Una vez aterrizaron, Kanae la esperaba; la pobre estaba muy preocupada y cuando por fin vio a Kanao en buen estado corrio a gran velocidad y le dio un abrazo caluroso.

-¡Gracias!- lloro Kanae.

-¡Aún no agradezcas! ¡tenemos que encontrar al joven kamado aun!- habló con emoción y volvió a volar hacia la tierra.

***

Shinobu sabía algo y eso era la actividad de los ángeles en la tierra, todo estaba descontrolado, por los periódicos podía ver noticias de varias personas que decían haber visto a los ángeles bajar de los cielos; esto no le gustaba nada … la estaba poniendo inquieta.

Mitsuri entró a trompicones a la habitación de Shinobu.

-¡Shinobuuu! ¡ven conmigo por favor!- suplico casi llorando.

-¿Qué sucede señorita Kanroji?- preguntó Shinobu a la joven dama.

-Quieren que vaya a ver mi vestido de novia … ¡¡pero también quieren que me vea con mi prometido!!- lloriqueo ante la situación.

Shinobu casi había olvidado que Mitsuri, la joven dama por la que tenía sentimientos confusos se iba a casar; aun asi, sonrio e intentó levantarle el ánimo a la joven dama de negro.

Aunque su corazón divino no entendía lo que era el amar a alguien y sufrir por ese amor que parece ser no correspondido.

Mitsuri dejó de llorar y su rostro formó una sonrisa.

-¿Vendrás conmigo Shinobu?- Pregunto Mitsuri, haciendo que el poco preparado corazón del ángel revoloteara de una inexplicable alegría.

-Porsupuesto- Sonrió Shinobu.

Ella no sabía que esa misma tarde descubriría aquel sentimiento extraño y confuso que le hacía sentir la dama de negro.

***

Tanjiro había vivido con el joven azabache apenas una semana, y ya sentía un enorme cariño por el muchacho que lo salvó de una muerte escrita.

-¡Joven Obanai! ¡Bienvenido!- Sonrió el ángel peliburdeo a aquel joven que había cruzado la puerta.

El azabache sonrió, nunca se había sentido tan feliz de que alguien lo estuviera esperando cuando él llegaba a casa.

-Estás muy feliz, ¿pasó algo interesante hoy?- preguntó Obanai al joven ángel.

-Hoy fue maravilloso, fui al campo a recoger algunas flores y averigüé cómo hacer pintura con ellas- Contó lo que había hecho a lo largo de la mitad del día.

Obanai sonrió, y se acercó al ángel.

-Ven vamos a comer, preparare algo; tu alista los cubiertos- Habló el azabache y el peliburdeo acato las ordenes que le daba su nuevo amigo.

***

Mitsuri se había reunido con su prometido, un hombre alto de cabellos marrones, ojos grises y de buen vestir; Shinobu le tenía envidia a aquel muchacho, lo odiaba con todo su podrido corazón.

El joven era caballeroso con la joven dama, y Mitsuri aunque obligada por su tía a casarse, estaba dispuesta a hacerlo; después de todo el joven era bastante apuesto, con modales refinados y la trataba de la mejor manera.

Una vez se separaron, Mitsuri emocionada fue con Shinobu; quien la estaba esperando metros más lejos.

-El es bastante apuesto, creo que no me molestaria casarme con él ahora- Hablo muy feliz; Shinobu sentía como su corazón se destrozaba al oír esas palabras.

La pobre ángel jamás en su vida había sentido el dolor de esa manera tan cruel; tampoco había sentido ese gran odio hacia un solo humano en la tierra.

-¿Shinobu?- Pregunto Mitsuri, la joven estaba preocupada por su amiga; aquella mirada sombría que tenía no era propio de aquel ángel que por una casualidad entró en su vida.

De pronto, el mundo de Mitsuri se pauso; sus labios tocaban unos suaves y tiernos labios de ángel. La Dama, jamás en su vida había besado a alguien y que ese alguien fuera su amiga, fue un total shock para ella.

Luego de separarse lo único que sintió fue una corriente de aire rozando sus cabellos y su tersa piel.

Shinobu ya no estaba; ella se había ido.

***

La pobre ángel sentía un enorme dolor en su pecho, había desaparecido luego de haberle dado aquel beso a la mujer que le hizo sentir todo eso.

Mitsuri, le hizo sentir dos de las emociones más humanas posibles; el amor y la tristeza.

Fue horrible, pero era necesario para que ella entendiera que … se había enamorado de aquella dama de negro.

-¡Vamonos Zen!- grito al cielo.

El gorrión voló con rapidez y se posó en el hombro del ángel.

-"Pi pi pi pi pi"-

-No lo sé … solo quiero irme, no pienso volver al cielo- Hablo con su voz llorosa.

-"Pi pi pi"-

-¿Cómo voy a lograr eso?- Pregunto Shinobu a su amigo

-"Pi pi pi pi pi pi pi"-

-Si esa es la única solución … entonces vamos- Habló , extendió sus alas lo más que pudo y salió volando de aquella ciudad.

***

Tanjiro y Obanai se encontraban a las orillas de un lago, el ángel corría de un lado a otro; y Obanai lo observaba enternecido.

-¡Joven Obanai!- Grito el peliburdeo.

Obanai lo vio, el chico lo saludaba desde una parte profunda del lago; el azabache sonrió y le devolvió el saludo, Tanjiro agito sus alas suavemente; y se acercó volando al joven azabache.

Compartieron una mirada, un momento mágico entre dos personas a las cuales su corazón latía al unísono.

Pero entonces, Tomioka llegó con fuerza y tomó al joven ángel entre sus brazos.

-Perdonare tu vida humano- hablo fríamente el ángel ojiazul.

Tanjiro extendió sus brazos intentando llegar a sentir el toque del azabache; Obanai hizo lo mismo, sus ojos reflejaban ira, ira hacia aquel desconocido que le arrebataba algo que por fin logró amar.

-¡Obanai!- Grito Tanjiro intentando zafarse de Giyuu.

-¡Tanjiro!- Respondió el azabache, y corrió lo más rápido que pudo; intentando alcanzar algo que ya se había ido.

Sus rodillas cayeron, la impotencia se apoderó de él y lo único que pudo hacer fue llorar amargamente.

HIMITSU - KURO NO CHIKAI (SHINOMITSU) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora