05

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Jungkook

Llama vacilante a la puerta del apartamento. Es como todos los demás: pintura descascarada y el número hecho con estarcido descolorido.

Es una mierda.

—¿Tienes que llamar a tu propia puerta? —Pregunto.

Él cambia de un pie a otro, luego saca un juego de llaves de su bolso.

—Es complicado.

—¿Cómo es eso? —Escaneo el pasillo. Está lúgubre, pero parece que no hay nadie más. Nadie está mirando. Bien.

Yoongi suspira. —Solía vivir aquí. Quiero decir, viví aquí durante años. Pero luego mamá conoció a Jindae, y no pasó mucho tiempo antes de que se mudara. —Sus manos tiemblan un poco mientras coloca la llave en la cerradura.

—¿Y te fuiste a toda prisa por culpa de Jindae? —Hago la pregunta en voz baja. Casi suavemente. Este angelito no necesita conocer las profundidades del infierno que le esperan a Jindae si lo tocó. Gira la llave y empuja la puerta para abrirla.

—Sí.

—¿Qué pasó? —Agarró su codo ligeramente y jalo de él hacia atrás.

Cuando choca contra mi pecho, instintivamente envuelvo un brazo sobre su pecho. Por encima de su pecho y debajo de su cuello, lo aprieto contra mí.

Su respiración se acelera. —¿Sr. Jeon?

—Jungkook. —Le recuerdo.

—Jungkook.

Cuando dice mi nombre, prende fuego en mi sangre. Pero lo estoy asustando. Tengo que estarlo. A pesar de mis inclinaciones, me obligo a retirar el brazo. Luego le doy la vuelta para que esté frente a mí.

—Dime lo que pasó.

Sus mejillas se ponen de un rojo brillante y sus ojos comienzan a lagrimear. —Realmente necesito este trabajo, ¿De acuerdo? Viste donde vivía. No quiero arriesgarme a estropear esto con… —Hace un gesto hacia la puerta agrietada del apartamento de su madre. —Esto. Solo quiero tomar a mi Pearl e irme.

—¿Pearl?

—Oh. —Parpadea para quitarse las lágrimas que amenazaban con salir. —Pearl… —Él sonríe cuando la puerta cruje un poco al abrirse.

Tomó la pistola y veo una pata naranja asomando por la rendija.

Abre más la puerta, y luego un gato rechoncho, esponjado sale y maúlla a Yoongi.

—¡Pearl! —Se arrodilla y levanta al animal.

—¿Es tuyo? —Miro al felino.

—Sí. —Entierra la cara en el pelaje del gato y le da un beso en la cabeza. —Eres toda mía, ¿No es así, niña grande? Me alegro mucho de que estés bien. Quería llevarte conmigo, pero no pude. Todo sucede tan rápido. —Sostiene al gato para que estén cara a cara. —¿Me perdonas?

Pearl se inclina hacia adelante y golpea su frente contra la de Yoongi. Nunca he tenido una mascota, nunca la quise, especialmente un gato. Son volubles y territoriales, como yo.

Dos de nosotros no parece una buena idea, pero cuando veo la forma en que Yoongi abraza al gato como si fuera un salvavidas, no puedo decir que no.

—Sé que es mucho pedir, pero ¿podría yo...?

—Ella puede quedarse contigo en mi casa. —Empujo la puerta hasta abrirla y miro dentro. El pasillo no es la única parte lúgubre de este edificio.

—Gracias. —Yoongi me sigue y luego siento algo. Su mano. Él pone su mano en la mía apretandola con sus grandes ojos en mí mientras lo miro. Me pica el pecho y me aprieta, tengo la urgencia más fuerte de besarlo. Aquí mismo, en este maldito tugurio.

angel (boypussy ver.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora