Capítulo 9

30 1 1
                                    

Una semana.

Cinco días han pasado desde que estoy en esta casa, que de casa no tiene nada, es una mansión, he estado caminado por toda la casa en estos días y todavía no termino, he estado a punto de salir corriendo pero Ross está pendiente de que no lo haga, si, Ross, porque el maldito idiota ese se fue diciendo que solo estaría afuera un día pero el sinvergüenza no ha vuelto, me deja mensajes con Ross y a veces me llama al celular pero como estoy molesta no le hablo y el solo me deja escuchar sus palabras de disculpa por tardarse tanto y que pronto estará de vuelta.

El sonido del celular me saca de mis pensamientos y me encuentro deseando que sea el maldito, pero no.

-Amiga ¿Cómo sigues? ¿segura que no quieres que te visite? me preocupa que estés demasiado mal, te estás perdiendo demasiado las clases -Katerina me cuestiona preocupada.

-No te preocupes demasiado, tengo quien me cuide, estoy bien, volveré en unos días de ser posible, fue una operación sin riesgos -mentí, claramente, dije que me operaron de apendicitis y que tengo que estar unos días hospitalizada, obviamente quiso venir a visitarme, pero me negué y no le di ni nombre ni dirección de hospital, soy malísima con las mentiras y si digo algo más seguro me delato.

-Está bien -dijo suspirando -dime por favor cuando te den el alta, iré a recogerte -asiento sin que me vea, -bueno, cuídate mucho y me llamas si tienes algún problema, iré a trabajar.

Me despido y sigo recorriendo la casa, cuando llego al área del patio, que tiene una vista espectacular, no sé cómo lograron que la casa se funda con la naturaleza y se pueda tener esta quebrada en el patio y de ahí hacer una piscina de agua natural y corriente, se siente como el paraíso, y más si Ross esta para servirme lo que se me antoje y preguntando que necesito en todo momento. Llega a ser algo molesto a veces, siento que me vigila y sabe dónde estoy en todo momento.

-¿Va a seguir estudiando aquí señorita? ¿Desea que le traiga alguna bebida? -a eso me refiero, es como si esperara que me siente para ofrecerme algo y ni siquiera noto que este aquí hasta que habla.

-Si Ross, no necesito nada por ahora muchas gracias -agradezco y me siento bien con mis cuadernos y laptop frente a mí, Ross me trajo todas las guías de estudio de todo el semestre, no sé cómo las consiguió, pero me dio todo muy bien organizado por materia y también tengo todos los trabajos que tengo que presentar en el sistema de la universidad, es como si estuviera estudiando de forma virtual, lo que me tranquiliza un poco, aunque sigo pensando que nada se iguala con las clases presenciales.

-Si necesita algo no dude en llamarme -se despide con una reverencia de cabeza, a lo que solo asiento sonriendo, me siento como en una película ¿Quién hace reverencia en esta época? me concentro en los documentos frente a mí, tengo que hacer un trabajo para el domingo y es bastante largo, llevo días trabajando en este.

Antes de que me dé cuenta, ya está ocultándose el sol, pero no me levanto y sigo concentrada, en cualquier momento Ross viene a llevarme al comedor para la cena, de verdad que cocinan delicioso en esta casa, voy a engordarme muy rápido si sigo así, aunque hay gimnasio y he ido regularmente por las noches para salir muerta de cansancio y dormir mejor. Cierro mi laptop cuando me doy cuenta que ya no me estoy concentrando, organizo mis cosas y cuando estoy por recoger la última carpeta lo siento.

-Has estado bastante ocupada -llego, su presencia detrás de mí es asfixiante, su mano termina de poner la carpeta faltante en mis brazos y luego pasa sus brazos por debajo de mis pechos en un abrazo, mi piel se eriza y sin poder evitarlo gimo, mierda -veo que también te hice falta -susurra en mi oído, controlo mi boca y no dejo que ningún sonido salga -aunque desee complacerte en este momento es más importante la hora de la cena pequeño infierno.

Dulce Perversión (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora