Capítulo 8

37 2 0
                                    

El dolor de cabeza me esta matando y la luz de la habitación no ayuda por lo que me tapo la cara buscando mitigar el dolor, pero no sirve de nada.

-Necesitamos hablar -es lo primero que escucho de cierta persona a la que ya reconozco con solo sentir su presencia que al parecer es una poción mágica de medicina porque ya se me quito el dolor de cabeza.

-¿Dónde estoy? -pregunto apenas abro los ojos para encontrarlo frente a mi sentado en la cama -quiero ir a mi casa -sigo, me siento en la cama buscando mi ropa con la mirada, porque si, estoy desnuda, limpia, pero desnuda.

-No es seguro para ti, debes quedarte aquí hasta que encontremos una solución para nuestro problema -ya me dolió la cabeza de nuevo, sus ojos no dejan en ningún momento mi rostro, esta buscando respuestas en mis ojos, lo se -empecemos por el principio ¿Dónde habías visto esos ojos antes? -me concentro en sus ojos, buscando ese color tan atemorizante, pero no lo encuentro, aunque estoy segura que los tiene, los vi, dos veces, la primera pensé que fue una alucinación mía, pero no, después los vi, eran reales.

Justo por eso, necesito salir de aquí, se que el no me va a matar, no se como ni porque, pero lo se. Eso no quita el hecho de que me traerá problemas, ya los trajo, no necesito mas. No voy a responder eso, no lo necesito, necesito irme ya, por lo que me levanto de la cama buscando mi ropa, esta habitación es mas grande que la que me desperté la vez pasada, es totalmente blanca, con un estilo clásico, siento que si toco algo me puedo endeudar de por vida y juro que no había visto techos tan altos en mi vida.

Su mano se aferro a mi muñeca cuando me levante y me sentó sobre sus piernas, quise soltarme pero fue inútil, con él todo es inútil. Mi cuerpo se erizo cuando su boca estuvo cerca de mi oído.

-Tienes que responder pequeño infierno, tu vida esta en riesgo, necesito saber todo de ti para ayudarte -susurro tratando de mantenerse sereno, aunque se que quiere gritarme por no escucharlo.

-No pedí tu ayuda, además de que tu eres el problema, solo es que estés cerca para tener problemas, antes de ti mi vida ya era normal -le grite, sin poder contenerme, todo es su culpa.

-Cúlpame si quieres, pero como tu dueño que ahora soy, no voy a dejar nadie nunca mas vuelva a ponerte un dedo encima -sus manos me apretaron a su cuerpo, me moví buscando liberarme de su agarre pero mas fuerte me apretaba a él -necesito que colabores, solo así podre mantenerte a salvo sin tener que encerrarte bajo llave mientras busco respuestas y soluciono todo, si colaboras todo será mas fácil para ti pequeña -se que tiene razón, tengo miedo cerrar los ojos y ver esos ojos, me aterra volver a abrirlos y que estén ahí, con sus manos en mi cuello, pero me aterra mas lo que pueda hacer este hombre con mi cabeza, se que si me quedo mucho tiempo no voy a poder salir, me remuevo mas tratando de levantarme de sus piernas pero me empuja hacia el todas las veces, luego note algo que me hizo quedarme quieta, algo muy duro entre mis nalgas -carajo pequeño infierno, deja esas preciosas nalgas quietas si no quieres que me hunda en ti -siseó contra mi cuello con una voz que me dejo congelada.

Los recuerdos de esa vez pasan por mi cabeza y sin darme cuenta ya estaba húmeda, mierda, sentí como se pudo mas duro y como gruño cuando inhalo en mi cuello.

-No me hagas obligarte a hablar, si te vas en este momento serás una oveja para el matadero, ni tu ni yo queremos eso -yo lo prefiero, pero no lo digo, se que debo cuidarme, se lo debo a mi familia, hizo todo lo posible por sacarme del hueco en el que estaba.

-¿Cómo fue que termino esto así? -pregunto, porque necesito saber que mierda esta pasando, se que el lo sabe, todo empezó a ir mal cuando lo conocí, suspirando, solté la tensión de mi cuerpo y al instante el aflojo su agarre, paso sus manos sin apretar debajo de mis pechos y las dejo ahí.

Dulce Perversión (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora