Capítulo 7

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Ben Aiken:

Cuando una realidad se presenta ante tus ojos difusa, normalmente te resulta extraño, pero luego de un tiempo, no fuerzas más a tú mente con pensamientos que nadie a tenido la necesidad de contradecir.

  Pero con ella, con ella todo era distinto, Emma siempre había sido mi Némesis, mi competencia y mi más grande rival en la rama en la que nos desenvolvíamos.

   Y  a pesar de que siempre me mostré reacio a brindarle un poco de empatía por mi parte, esta situación me rebasaba, era todo tan incierto que  no podía simplemente aceptarlo y seguir con mi vida, provocando que mi subconsciente insistiera torturándome, impidiéndome el sueño, tratando de atar cabos sin principios ni finales congruentes.

– Ben ¿A  dónde se supone que vas? – cuestionó mi hermana Valeria   al verme salir de casa evadiendo la tediosa cena, en donde papá se hacía el protagonista alardeandonos  de su extraordinaria labor en su campaña; cosa que me hastiaba de sobremanera.

– Tengo cosas que hacer –me limité a decir siguiendo mi camino hacia la puerta.

– Ben por dios son 30 jodidos minutos los que le dedicamos a estar en familia, ¿tanto te cuesta quedarte ese tiempo?

–Vale tengo cosas que hacer y te lo juro que no estoy de humor para ver a papá y su palabrería acerca de lo bien que le hará a un país tan jodido como este –expliqué con un poco de desdén.

–Ben...

–Dale un beso a la cerebrito por mi – culminé refiriéndome a mi hermana menor, porque sí , era el único hombre en una familia de mujeres y aveces eso resultaba asfixiante.

Salí del complejo en mi Ranger Rojo, y me encamine a toda prisa a la residencia Foster, la cual había sido restringida; para buscar indicios o pruebas del caso que le dieran respuesta a las incógnitas que habían desencadenado tan escalofriantes homicidios.

Una vez estuve frente a la casa, decidido crucé las cintas amarillas que indicaban que  la zona estaba restringida y contra toda advertencia me adentré en la residencia.

        El repugnante olor metálico a sangre inundaba el lugar volviéndolo extremadamente desagradable, tuve que ser sumamente cauteloso para no tocar nada comprometedor  ni arruinar alguna prueba que nos llevará hasta la solución del caso.

Me dispuse a revisar la casa tratando de obtener respuestas, llegué al cuarto de Emma y no encontré más que pertenencias típicas de su actitud, que no era para nada distinta a como me imaginaba.

Su habitación, perfectamente ordenada, típica de la hija de Edrik Foster, algunos libros en una  pequeña mesita de noche y  la habitación pintada de blanco y negro contrastando con el color beige de la casa, guantes de boxeo colgados en la cabecera de la cama y fotos familiares decorando las paredes.

Eso era lo que no encajaba en esta maldita odisea, Emma era la niña de los ojos de su padre, su familia era todo para ella, siempre que los veía juntos desbordaban un amor pleno, genuino e incondicional envidiable.

¿Porqué destruiría lo que más amaba en la vida?

¿Porqué mataría a quien era todo para ella?, Su padre.

  Sin hallar nada reanude mi recorrido hasta llegar al despacho de Edrik, recorrí el enorme estante de libros, las gavetas vaciadas y nada.

Nada me daba  la solución al jodido rompecabezas que representaba su muerte. Me voltee frustrado buscando la salida cuándo sentí uno de los mosaicos bajo mis pies crujir de forma antinatural, me dispuse a tantear con el pie  la zona y en efecto uno de los mosaicos reaccionó mal colocado cuando mi pie hizo contacto con el.

SálvameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora