Capítulo 22

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⚠️ Alerta de  Contenido +21 ⚠️

♢Íker Lombardi♢

El calor que abrazaba su mano contra la mía era lo único que me mantenía los pensamientos libres de tendencias homicidas.


    Sabía que ella podría enfrentarlo sin problemas y era necesario que todos en Hiltoms también lo supieran pero, joder, tenía un límite y cuando el cuchillo de Daven fue manchado con su sangre la línea de mi paciencia fue cruzada.

- Sabes que acabas de avivar el deseo de muchos que quieren tú muerte, ¿Verdad? - ella rompió el cómodo y tranquilizante silencio para atormentar mi mente y nos detuvimos frente a  el laboratorio de Edgar, quien no se encontraba en Hiltoms, ya que, Bernardo lo había mandado a llamar. ¿El motivo?, lo desconozco, ¿Sospechoso?, obviamente.

- Tu deberías ya saber lo poco que me importan esos deseos que tienen de matarme, a ellos y sus estúpidos deseos me los paso por los huevos - espeté colerico y ella elevó sus labios en un rictus que me invitó en una señal muda a tomarlos.

- Que imprudente - dijo  burlona y me encogi de hombros; la tomé del antebrazo y observé la herida que maltrataba su piel.

-Entremos - propuse y ya dentro me   puse a la tarea de buscar unas vendas y alcohol, una vez hayadas le indiqué sentarse en la camilla y ella me obedeció.

- Gracias - dijo de pronto y la miré con el ceño fruncido sin comprender mientras intentaba alcanzar la herida retirando la tela de su abrigo lo más alto que pude sin éxito alguno.

- ¿Por? - pregunté mirando ese pozo profundo que tenía por ojos y en el cual me perdería toda la vida.

-   Lo del balcón, gracias por protegerme así aunque eso supusiera que correrias más riesgo y te ganarías más enemigos - aclaró.

- No tienes nada que agradecerme, ellos sí, por que tuviera tanta paciencia - confesé y me dedicó esa sonrisa que me derretía el alma y avivava mis deseos más oscuros - Creo que tendrás que quitarte el abrigo así no puedo curarte.

     En repuesta a mi proposición llevo sus manos hasta el borde del grueso abrigo y se lo sacó por la cabeza dejando a la vista un pequeño top, sus pechos asomándose por el borde de el cuello haciendo mi miembro punsar.

   Me puse en la tarea de echarle alcohol a la herida apartando la vista    de sus pechos, necesitaba concentrarme, tal ves si contaba ovejas en mi mente o si pensaba en la última escena del libro que no había podido terminar de leer o si me ponía a contar en viseversa de 100 hasta el 1.

- Duele - se quejó en un siseo.

- Lo sé.

- Entonces trata de ser menos bestia y más delicado - refutó.

- No creo que una bestia tenga esta cara - me burlé

- Tienes el ego muy grande Íker Lombardi - dijo volteando los ojos.

- Ni te imaginas - acoté en un tono sugerente con una sonrisa maliciosa que le terminó de confirmar a lo que me refería; sus mejillas ardiendo al instante en que yo terminaba de vendar su herida.

- Idiota - dijo con una sonrisa en sus labios.

- ¿Quieres comprobarlo? - sugerí divirtiendome exageradamente con cada una de sus reacciones.

- ¡Íker! - me reprendió.

- Mamba - le respondí abriendo sus piernas y colocandome entre ellas - Creo que debería darte una demostración de que tan grande es mi ego -  insinué tomandola por detrás de las rodillas y jalandola hasta que nuestras caderas estuvieron pegadas.

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⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

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