25. Enredadera

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Eleonor y Edén intercambiaron miradas preocupadas mientras me observaban

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Eleonor y Edén intercambiaron miradas preocupadas mientras me observaban. Había dicho que debía encontrarme con Ariel, pero no tengo idea de cómo salir. Ele parecía dispuesta a ayudar, sigo pensando que Tajy Pytãngy busca enredarnos, si nos dijera realmente como hacer realidad su plan seria sencillo.

—Serán las doce en treinta minutos. Tenemos que sacarlo de aquí primero, luego resolvemos el tema del libro —dijo Eleonor mirando a su primo—, que claramente también me ocultaron.

Edén asintió desviando la mirada, su semblante reflejaba la misma urgencia y arrepentimiento de haberlo ocultado. Tarres, aunque mostraba su típica dureza, no pudo evitar afirmar con la cabeza.

—¿Cómo lo sacaremos del edificio sin ser vistos? —preguntó Edén limpiando sus lentes. Creo que tiende a hacerlo cuando esta nervioso, lo ha limpiado muchas veces en este corto tiempo.

Tarres miró alrededor, se levantó sin hablar, estábamos atentos a lo que hacía. Finalmente, abrió la puerta y señaló la ventana.

—Por ahí. Podemos trepar por la pared exterior y deslizarnos hacia abajo —propuso calmadamente.

—Tarres, no podemos —dije recordando que este pasillo es eterno y hay una barrera.

—Claro que sí, he salido algunas veces para explorar, la ventana es lo único que se repite en este pasillo infinito, es una abertura engañosa —explica abriendo la ventana—, aunque sólo puede abrirla alguien con ascendencia Atalli, soy el único del grupo.

Edén, con una ceja levantada, se cruza de brazos y comenta:

—Me sigue sorprendiendo cómo Tarres oculta tan bien todo lo que sabe. Es como si siempre tuviera un as bajo la manga.

Eleonor asiente y añade con una sonrisa.

—Esperaba eso de un escapista Lion. Son expertos en el arte del sigilo y la sorpresa, nunca sabes realmente cuánto conocen o cuán preparados están hasta que es demasiado tarde.

Con cautela bajamos por la fachada del edificio, por suerte la estructura tenía varias salientes en las cuales apoyarnos. La noche nos envolvía en su oscuridad, ocultando el escape mientras llegábamos al suelo. Edén me empujó hacía la pilastra al escuchar unas voces.

—Jack, Jack, ¿escuchaste lo de Aibek? Apareció en medio de una clase, ndetavy, ojejaota.

—Ekiririmina, Jasyko itua, mba'epiko ojaota chupe.

Miro a escondidas, dos chicos estaban pasando por los pasillos que conectaban los edificios, por la dirección digo que son de tercero. Por lo que entiendo dicen que ese luisón no va a recibir castigo porque Jasy es su padre. Unos pasos apresurados hacen que Edén me vuelva a esconder.

—¡Dejen de vagar por los pasillos y vayan a su habitación! —esa voz es de la profe Flora, estoy seguro—, deben saber que por las noches nosotros no tenemos autoridad, sólo la guardia de Luisón puede decidir un castigo.

Marcados: Los secretos de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora