24. Forjadores

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La luz de la habitación se volvió cálida, lo suficiente para al fin decirles de la nueva marca, una loca marca que no desaparecía como la primera

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La luz de la habitación se volvió cálida, lo suficiente para al fin decirles de la nueva marca, una loca marca que no desaparecía como la primera.

—Bueno, verán —Miro a todos y bajo la cabeza—, Tajy pytãngy me dio una especie de marca... Bueno, otra.

—Bastian —Edén se acerca, pero al mirarlo se sienta de nuevo—, dilo todo de corrido, no por partes, me vas a estresar aún más.

—Apoyo —dicen Ele y Tarres sentados junto a él.

Me levanto la remera revelando una marca en el centro de mi pecho en forma de una flor de pasionaria, igual a la que tenía en las muñecas.

—Esta marca apareció hoy. No hay explicación lógica para ello, pero parece estar conectada con las brujas —expliqué mientras Eleonor observaba la marca con asombro.

—Había un relato sobre una flor que servía de brújula en la guerra de flores amarillas... —menciona Tarres apoyando su cabeza en el hombro de Edén—, no estamos seguros de cómo o por qué sucede, o al menos mi clan no lo sabe.

Sentí la mirada de Ele clavaba en mí pecho, tanto que deseaba cubrirlo de una vez.

—¿Están diciendo que esa flor es real, y él la lleva ahora? —preguntó con incredulidad.

—Quizás —dije cubriendo de nuevo mi piel—. Yo estoy más perdido que ustedes, energía natural, brujas y guardianas... no entiendo muy bien, debo procesar todo a mi ritmo.

Edén tomó un trozo de papel y comenzó a dibujar de nuevo. Al terminar nos mostró la Pasionaria que hizo, tenía un sol en su centro, como pétalos.

—Ele, tú ocultas información, dinos la verdad —ordenó y le entregó el dibujo a la chica.

Eleonor, a pesar de su extrañeza inicial, se encontraba cada vez más cohibida ante Edén. Queriendo escapar de su mirada acusadora.

—¿Y qué planean hacer ahora? — preguntó en un tono alto—, sí, sé sobre la flor, porque los Lumif la usaban en la guerra, un clan principal de rastreadores. Los Kuarahy.

Edén pasó su mano por su rostro, Tarres sólo mantenía la vista en el suelo ante la información que nos dábamos al fin.

—La creación de tatuajes especiales. Eran hechos con pigmentos derivados de la flor de Pasionaria, permitían a los rastreadores detectar la energía natural de sus enemigos —explicó rascando el dorso de su mano—. Al aplicar estos tatuajes en sus propios cuerpos, los guerreros podían sentir la presencia de aquellos que eran hostiles, guiándolos en la oscuridad con la luz lunar. Magia de Luna...

La habitación quedó en silencio por un momento, impregnada con la tensión de lo desconocido. Eleonor finalmente rompió la barrera que teníamos. Mi mente se prendió al pensarlo, Rous dijo algo parecido, Guerreros... no me habló más de ello, aunque, no nos hemos encontrado desde el entrenamiento.

—Los guerreros, son los mismos que se dicen aprendiz de Guerrero, ¿o no?

La pregunta salió por si sola, la curiosidad estaba en mi desde ese día, pero los acontecimientos recientes me han hecho olvidarla. Se me han pasado muchas cosas estos días.

—Sí... antes cada clan tenía sus guerreros, los que eran claves para la supervivencia en la guerra —menciona Ele cerrando los ojos—, los Kuarahy tenían potencia destructiva, pero no era nada sin rastreadores, somos vistosos y el enemigo nos halla primero.

—Por eso el forjador creaba material para grafías —agrega Edén atando los pedazos de información.

—Sí, nosotros, la Dinastía Lumif usaba la naturaleza a su favor y crearon los rastreadores de Pasionaria —Se levanta y va hasta su bolso—, pero no funciona con cualquier aguja o pluma, debe ser hecha por material Kuarahy, porque sólo los forjadores tienen chispas lunares en su energía natural... sólo ellos pueden activar bien un tatuaje.

Tarres escucha atentamente, bostezando se acuesta. Mientras Eleonor y Edén comparten su conocimiento sobre los forjadores y los rastreadores en el contexto de esa guerra.

—Tajy Sa'yju, la forjadora maestra —musita Tarres ya acostado detrás de los Kuarahy—. Saben que ella fue la que nos regaló su don de forjar... no es una marca de la Diosa como se nos planta.

Eleonor regresa con una pequeña caja en la mano, cuidadosamente la abre, revelando una variedad de objetos pequeños y complejos, tallados en madera, piedra y metal. Entre ellos, destaca un delicado lápiz tallado en acero.

—Tajy Sa'yju tenía la capacidad de materializar desde armas afiladas hasta herramientas estratégicas. Pero lo más asombroso —explica Tarres mirando el lápiz—, es que podía crear objetos específicos que solo los forjadores conocen.

—¿Cómo es que sabes eso? —Edén se voltea para verlo.

—Hay unos papeles en el clan que hablan sobre los forjadores —contesta mirando la litera—, sobre nuestra razón de ser un forjador...

—¿Y cuál es? Los forjadores no podemos tener descendencia, no podemos relacionarnos mucho con otros, debemos mantenernos lejos del clan a pesar de servirlo. Por eso nos aíslan después de salir de la academia.

Podía sentir la tristeza que cargaba su voz al contarnos. Creo que Tarres ya lo había mencionado antes, pero a Edén parece afectarle más.

—Tajy Sa'yju representa la pureza, era la clave para potenciar las habilidades de las marcas —contesta el Lion mirando a Edén—, deberías saberlo, nos mantienen en soledad para mantener la pureza del cuerpo. Sin contaminantes de energía.

Tarres examina los objetos en la caja, vuelve a levantarse para tomar uno de la caja de Ele.

—Estas cosas son sólo para grafías, no nos sirven a nosotros si no sabemos qué activar —dice con el objeto parecido a un contenedor pequeño de tinta.

Eleonor suspira y me mira con pesar.

—Se dice que Tajy Sa'yju, al sentir que la diosa Luna estaba atacando, decidió sacrificar su existencia para sellar ese poder en ella. Petrificada en el cerro Acahay, por proteger a los que pudo...

—Chicos... esta marca es capaz de sentir la presencia de las brujas y las Tajy, fue creado por Tajy Pytãngy y no Sa'yju.

Ellos me miran y afirman con la cabeza.

—¿Qué otra cosa te dijo? —pregunta Ele dejando la caja en la litera.

—Busca al luisón llamado Aibek y confía en él como en tu guardia, y ya lo encontré, o él lo hizo más bien —respondo y Tarres tiene una sonrisa cómplice.

—Ya sabía que era "tu guardia" —dice soltando una risilla—, por el señor, deberías arreglar las cosas con él para que nos ayude.

Desvíe la mirada a la puerta. Luego miré el reloj de la pared, faltaba media hora para las doce. Olvidé decirles.

—En realidad, debo salir de aquí para las doce, con Ariel.

—Ya sabía yo que esto iba a pasar, no tarden mucho —se burló Tarres.

Ele le pega en la cabeza haciendo que se queje y haga silencio. No entendí a que se refería, sólo iremos a una tumba.

-Ahora que lo pienso, ella en verdad sabía sobre ustedes, me dijo que el Lion sabe más de lo que creen y el Kuarahy los ayudará a descifrar el libro de Mboi Tu'i —miro a Edén y Ele—, aunque no se a cuál se refería realmente.

—Conozco sobre Mboi Tui —menciona Ele sorprendiendo a Edén—, era un aliado antes de la guerra, nos refugiamos en su bosque, pero no se más, tampoco de donde está realmente.

Bueno, todo era demasiado bueno para ser verdad.

Marcados: Los secretos de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora