The truth

1.6K 226 41
                                    

Entonces... ¿Por qué me duele tanto?


Dos semanas habían pasado desde que Pierre empezó a llenar de regalos y detalles a Yuki. Al principio, el menor pensó que toda esta atención se debía a la emoción del francés por estar en su país natal. No lo culpaba; él era igual cuando pisaban tierras japonesas. Quería compartir con su compañero todos los buenos recuerdos que le rodeaban en su infancia. Generalmente, le regalaba bolsitas con dulces y uno que otro juguete.
Pero al llegar la segunda semana y ya en un nuevo país, se dio cuenta de lo equivocado que estaba. Esperaba que los regalos fueran desapareciendo poco a poco; en su lugar, parecía que seguían en aumento. Suspiró fuerte, posando su vista en el trozo de pastel. Tomó el tenedor que descansaba a un lado y se llevó un trozo a la boca. Era un pastel de chocolate, uno de sus favoritos. Diría que resultaba dulce al gusto, pero últimamente tenía un amargo sabor en la boca. Terminó por volver a dejar aquel cubierto en la mesa, suspiró con pesar cerrando los ojos, pensando en cómo abordar el tema con su amigo sin dañar la importante amistad. A pesar de todo, el japonés quería mantener intacto aquel vínculo, por eso mismo se esforzó tanto tiempo en guardar su mayor secreto.

Yuki necesitaba deshacerse de ese extraño sentimiento que despertó en el primer momento en el que Pierre le regaló aquellas camelias; no quería volver a caer en aquel extraño juego, uno en el que estaba seguro de que solo él estaba jugándolo.

Al contrario de Yuki, Pierre estaba tranquilamente acostado en su cama, sintiéndose aliviado por la manera en que sus avances habían sido recibidos. Recordaba con gratitud la sonrisa que su compañero ponía en su rostro cada vez que recibía un nuevo obsequio. A pesar de todo el tiempo transcurrido, aún no se animaba a pedirle una cita. Él quería que fuera realmente una cita y no solo una salida como amigos. Tampoco quería ser el único en saber que eso era una cita. Sabía que para lograr su meta, primero tenía que dejarle en claro sus sentimientos. Ahí estaba el problema, Pierre realmente no sabía cómo hacerlo. Aún no se sentía preparado para contarle al menor sobre sus verdaderos sentimientos.

Lo que el francés no sabía era que la vida tenía otros planes en mente. Estos empezaron con un simple golpeteo en la puerta de la habitación de Gasly. En ese momento, él solo tenía dos opciones: abrir o fingir demencia. Inconscientemente, decidió la segunda, dándose vuelta en la cama y quedando de espaldas a la puerta. Al menos podía fingir que estaba dormido si aquella puerta se abría sin su permiso. Dio un pequeño brinco en su lugar al escuchar la voz del japonés pidiendo que le abriera la puerta. Su corazón empezó a latir con fuerza y nerviosismo mientras abría la puerta y dejaba ver al menor.

—Lamento si estabas dormido— el tono que usó le dio un mal presentimiento al contrario.

—Nunca estoy lo suficientemente dormido para ti— Pierre se recargó en la pared más cercana al tiempo que le daba espacio al nipón para que se adentrara.

—Escucha Pierre, no sé cómo decirte esto— no lo sabían pero el corazón de ambos se estrujó levemente casi al mismo tiempo. —Es solo que todos los regalos que me das.

Antes de que Yuki pudiera formar una oración coherente, Pierre lo interrumpió abruptamente, tratando de aguantar aquel pequeño nudo que se estaba formando en su garganta.

—¿No te gustan?— Se sintió como un estúpido, sabía que todo esto era una pésima idea. Al final del día, Yuki solo lo veía como un amigo.

—No, claro que no, obviamente me gustan— Yuki cerró la puerta antes de empezar con la verdadera conversación, sentía unas ganas inmensas de tomar la mano ajena pero tenía que ser firme— solo me preguntaba ¿Por qué? ¿Por qué me das tantos regalos tan de repente?.

overthinking // YukierreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora