Capítulo 20:Leal a ti

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GIM

—¿Me permites dibujarte?

Estaban en la playa. Otro de los lugares favoritos de Gim de la isla. Alejados de los demás, con la marea baja y la arena tibia bajo sus pies descalzos. Estaba en el regazo de Karl dejando que acariciara su cabello mientras miraba las nubes desplazarse con pereza en el cielo sonrosado de la mañana. Pero en tanto el sueño y la caricia lo acobijaba, no pudo evitar fijarse en la sonrisa suave de Karl y de eso nació una idea.

Los ojos negros de Karl parpadearon hacia él y las caricias en su cabello se detuvieron.

—¿Ahora?

—Sí. Tengo mi libreta justo aquí—Se incorporó de su regazo y buscó en su bolso de tela. Cuando la tuvo en sus manos ofreció a Karl una mirada anhelante. Conocía que, si insistía de la manera correcta, terminaría cediendo.

El joven rey observó su al rededor un momento dudoso y en silencio.

—¿Qué tengo qué hacer?

La mente de Gim brilló en ideas, pero se obligó a meterlas a todas en un cofre. Más tarde, se dijo. Más tarde.

—Solo quédate sentado como estás. No tardaré, lo prometo.

Se alejó un poco para empezar a hacer los primeros trazos. Jovial de poder dibujar a su persona favorita se tomó su tiempo. Karl lucía como ser etéreo rodeado de la neblina perezosa de la mañana con ceibos maduros perfilando un paisaje de la isla. Todavía lucía un poco adormilado e incluso su camisón estaba arrugado lo que enterneció por completo el corazón de Gim. No era justo que incluso su cabello, que había crecido un poco desde la última vez con matas anaranjadas en las puntas por ese hechizo de fuego que salió mal, luciera tan hermoso frente al alba.

Sosteniendo el aliento y sus ganas de ir a besarlo se dispuso a seguir dibujando. Sin embargo, conforme trazaba el bosquejo inicial se dio cuenta que Karl también parecía estar sosteniendo su aliento.

Se aventuró a levantar la mirada y encontró a Karl con el rostro tenso, sus ojos perdidos en la espuma del mar. La sonrisa, la razón por la que había querido dibujarlo esa mañana, solo era una sombra de la expresión tranquila de hace un momento. El corazón de Gim se terminó de marchitar al verlo esconder la prótesis de su mano derecha detrás de su espalda. Lucía nervioso, expuesto y sintió su pecho tan pesado al verlo.

Dejó a un lado el cuaderno y se acercó con cuidado a Karl. Tomó sus manos entre las suyas buscando su mirada.

—Está bien si no quieres hacerlo. No tiene que ser ahora.

Su expresión se relajó mientras escuchaban las olas de mar a lo lejos. Apretó sus manos entre las suyas.

—Lo siento—dijo dejando caer la mirada sobre sus manos. Gim estaba acariciando con su pulgar la prótesis—. No sé qué me pasa.

—Si quieres hablar de ello, estoy aquí.

Karl lo observó y luego su mirada cayó en el mar. Un cielo reflejando la mañana.

—Solía estar bien con los retratos. Pero luego de la guerra, supongo...No creo que deba ser retratado después de todo lo que pasó.

El corazón de Gim se sintió pesado al escucharlo. Si tan solo pudiera reflejar lo que él veía en Karl cada vez que sus miradas se encontraban.

—Cuando eras príncipe quería retratarte. Desde el primer día en el que viajamos juntos. Y ese sentimiento no ha cambiado en lo más mínimo desde entonces.

Pasando la mano por su mejilla dejó caer un beso sobre esta y luego buscó sus labios para dejar caer otro beso antes de apartarse con una sonrisa.

—Su belleza es digna de ser retratada, su Majestad.

La manera correcta de hechizar al príncipe (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora