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Después de estar hablando con Elena me he llevado risas y anécdotas increíbles.

Lo peor es que ahora estoy en clase de dibujo y bueno, yo odio dibujar. En especial por qué se me  da fatal.

Cuando ya hace media hora que ya había empezado la clase, tocan la puerta y al abrirla me dejan ver al chico artista.

Tiene peor cara que antes y tiene el labio partido. Le muestra un papel a la profesora y está le dice algo a lo bajito.

Concentro mi mirada en la lámina que debo terminar o más bien empezaré.

Odio esto.

Cuando vuelvo a alzar la mirada veo que el artista no está en su lugar hablado con la profesora, sino que está a mi lado.

—Deberías coger distintos tonos de azul, así el dibujo será más llamativo.—me dice una voz masculina dejándose y mochila en la mesa que tengo al lado.

¿What?

Miro mi estuche y veo los apestosos colores que tengo, parezco que voy al colegio.

—Mmm... gracias.—digo, pero no hago nada.

La risa suave de mi compañero me hace fruncir el ceño.

—¿Y que te hace tanta gracia?—digo molesta.

—Me hacen gracia tus colores ¿Vas a la guardería o no?

Me pongo roja, bueno más bien lo supongo por el ardor en mis mejillas y eso le hace gracia.

—Como tú pelo.—dice señalando mis mejillas y luego mi pelo.

Me cae mal y para eso compartimos todas las clases.

Estúpido.

—Soy Jacob Miller, por cierto.—dice estrechándome la mano.

—¿Miller como Elena?—ahora entiendo el parecido.

—Exacto, es mi hermana gemela.

—Pero está en primero de bachillerato.

—Bueno...—empieza acomodándose en el respaldo de la silla.—Repetí curso y aquí estoy.

Ahora me toca reírme a mi y no es por que haya repetido, la razón es por la mueca que ha puesto, no le hace gracia.

—¿Hemos intercambiado papeles?—pregunta entre ofendido y divertido.

—Puede.

La salida de mi última clase fue realmente confortante. Estuve un rato bromeando y hablando con Jacob, y me enteré que es tatuador.

Ahora entendía los tatuajes.

Al salir, me encuentro a Elena y me recibe con una sonrisa brillante.

—Hola.—saludo alegre.

Miro por encima de su hombro y veo como Jacob a ido al lado de un chico minero de ojos verdes. Lleva una chaqueta vaquera y está de buen ver, para que mentir...

—¿Te apetece venir con nosotros?—me pregunta Elena sacándome de mis pensamientos.

—No es necesario.—digo.

—No molestas. Venga.—dice lo última tirando de mi brazo al coche.

Al llegar reparo a ambos chicos y me quedo sonriendo como una estúpida.

—Este es Alexander, aunque todos los llamamos Alex.—me dice Elena presentando al tal Alex.—Y este mi hermano Jake, bueno Jacob pero como quieras.

Me presento y hacemos un par de bromas antes de meternos en el coche. Pero antes de que Jacob entre (él cuál conduce) , un chico rubio le da en el hombro de forms poco amistosa.

—Cuidado Miller, a la próxima no tendré piedad.—se burla el rubio.

La mirada cabreada de Jacob me da a entender que no le ha hecho la misma gracia que al otro.

Aprieta los puños y sus nudillos se vuelven blancos.

—Ey, tío. Déjalo estar. Vámonos.—le dice Alex.

—Jake, vámonos.—dice Elena.

Él, a regañadientes camina al coche con nosotros. Miro sobre mi hombro y veo a ese rubio miramos con burla.

Al sentarnos en el coche, el silencio nos brinda una incomodidad bastante notable.

—Bueno, Isa...¿Por qué te has mudado?—me pregunta Alex sacándonos de este silencio.

—Mis padres se han divorciado.—digo simplemente.

—Que putada.—dice Elena a mí lado.

Reparo a Jacob por el retrovisor y lo veo apretar mucho los dientes, parece que se le caerá la dentadura y apreta el volante con la misma fuerza que la mandíbula.

—¿Y que hay de ustedes?—digo para no hablar solo de mi.

—Pues Alex es hijo de unos grandes abogados y Jake y yo estamos a nuestro rollo.—explica Elena.

Nos quemamos en silencio y durante los cinco minutos de este, Alex decide poner música, y nos deja en la radio una canción de C.T.M.B. . Una banda que dios, parecen dioses griegos en figuras de adultos.

Al llegar a mi calle, me bajo y me despido de ellos.

—¡Adiós Isabella, mañana vendremos a por ti!—grita Elena, a lo que yo le respondo con unos pulgares arriba.

El Brillo Que Vi En Tí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora