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Después de convencer a mi madre, que me ha costado mucho, por fin la he convencido para dejarme ir un mes a Italia con los chicos.

Miguel se ha disgustado porque no ha podido venir, pero a decir verdad se alegro cuando yo le dije que le traería algo.

Las clases han acabado hace ya un día y ahora todos, estamos en el aeropuerto esperando a que nuestro avión salga.

—¿Falta mucho?—pregunto harta de esperar.

Jake, quién está a mi lado resopla con impaciencia, ya que he hecho la misma pregunta diez veces.

—Chucky, te quiero pero cállate ya.—dice Jake mirándome por encima de sus gafas de sol.

Lena, me arrastra al baño justo cuando dan abierta nuestr puerta de embarque.

—Podrías darte prisa, es solo echar un chorrito.—le recriminó.

—Cállate, me desconcertas.—dice Lena encerrada en el cubículo.

Me río y mientras espero me siento en la encimera. Miro mi teléfono y me encuentro con un mensaje de Alex.

—Alex dice que nos demos prisa.—informo.

Lena hace un ruido raro y sale del cubículo con los pantalones por las rodillas, dejándome ver su ropa interior.

—¡Elena!—le reclamo tapándome los ojos.

—¡Corre!—dice tras unos segundos.

Cuando vuelvo a abrir los ojos encuentro a una Lena con los pantalones bien puestos.

Lena y yo nos pegamos la maratón de nuestra vida, llegamos justo a tiempo a las puertas del embarque y al pasar por el puente de embarque de pasajeros.

Al entrar al avión, una azafata rubio nos indica nuestro lugar. A Lena le toca ir con Jake y a mi con Alex.

A pasado simplemente una hora y el vuelo dura más o menos nueve horas. Eso pasa cuando coges un vuelo directo.

Lo bueno es que haremos una parada por Madrid para poder dormir, solo que a la mañana siguiente volveremos a coger el mismo avión.

Lena y Jake se han dormido y no parece que tengan ideas de levantarse.

—¿Isa?—me dice un Alex somnoliento.

—Dime.

—¿Crees en las oportunidades?—me pregunta.

—Pues no, la verdad.

—¿Y si esa persona no me ha hecho nada, simplemente es darle una oportunidad a algo?—dice pasándose una mano por la cara.

—Pues entonces si vale la pena. No dejes entrar de nuevo a gente que una vez te hizo daño, si pudo hacerlo una vez, puede hacerlo más veces.

—¿Crees que Lena me diga que si?

Al decir esto, la cara de Alex se pone roja. Dándome a entender que se le a escapado más información de la que debía.

—Por supuesto.—le sonrió tranquilizándolo.

—Gracias.—me devuelve una sonrisa.

Alex se da media vuelta, quedando su cabeza junto la ventanilla y de un minuto a otro oigo sus ronquidos.

Llorar en público nunca ha sido algo que me suceda, pero ver mi película favorita es algo emotivo.

Han pasado dos horas desde que Alex se ha dormido y como yo no he podido dormir me tocaba hacer algo productivo.

¿Qué más productivo que ver una película de Disney?

Enredados siempre a sido una de mis películas favoritas, no solo por la calidad que tiene, sino pro su historia.

Una de amor, pero realmente es emocionante.

La vi por primera vez cuando tenía cuatro años y aún sigue emocionándome.

—¿Estás llorando?—dice una voz ronca y dormida a mi derecha.

Me giro con los ojos llorosos y me encuentro de lleno con el rostro confuso de Jake.

—S-si.—digo sorbiendo por la nariz.

Jake suelta una risa y se alonga para poder ver mejor la pantalla. Al ver que se trata de la escena delz barco de Rapunzel, pone una cara rara.

—¿Estás llorando por una película de Disney?—dice sorprendido.

—S-si, es qu-que es muy bo-bonita.—digo aún con la nariz tupida.

—Chucky eres más rara de lo que pensaba.—dice acomodándose en su asiento.

Alex y Jake han sido muy caballerosos al traer ellos solos todas las maletas al motel de Madrid que hemos encontrado.

Una habitación para cuatro personas es algo que no esperábamos. Apenas son las 2 am en Madrid y no habían más habitaciones libres.

Por lo que contamos con una cama de matrimonio y ya.

—Bueno, es mejor que dormir en un puente.—dice Alex, intentando quitar tención.

—Alex, no te ofendas pero prefiero dormir en un puente que aquí con cucarachas.—dice Jake molesto.

Lena, se tira en la cama levantado todo el polvo posible, haciendo que yo estornude sin parar.

—Nosotras en la cama y ustedes en el suelo.—dice mirándonos desde la cama.

—¿Estás loca?—dice Jake dejando su mochila en un mini sillón.

—Acaso de que quieras meternos a los cuatro en la cama.—suguiere Lena, arqueando una ceja.

Yo, avanzo y me dejó caer al lado de Lena y miro a los chicos molestos.

—Podemos ver una película.—suguiero.

Ambos, me miran aún molestos y Jake se cruza de brazos.

—Chucky, mañana tenemos que madrugar.

—Oh, vamos. No va a durar tanto.—les digo, aunque la verdad es que la película que tengo en mente dura mucho.

Pero eso ellos no lo saben.

—Exacto.—dice Lena, adivinando la película que tengo en mente.

Jake refunfuña y tranca la puerta con llave y se sienta a mi lado en la cama. Hacemos sitio para los cuatros y estar tan pegada a Jake no me molesta, en absoluto.

Lena me da el mando de la televisión y empiezo a buscar el título.

"Harry Potter y la piedra filosofal"

A los cinco minutos de empezar a verla, Jake se acerca a mi oido y susurra:

—Esta me la pagas, Johnson.

Me río en mi interior por saber que Jake odia ver Harry Potter, ya que Lena le ha obligado a verla siempre.

Será una noche muy interesante.

El Brillo Que Vi En Tí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora