Italia, un paraíso que jamás pensé ver.
Aunque no todo lo que he visto ha sido bueno, puesto que los celos de Jacob son bastante notables.
Nada más salir de la cena con Pietro, se puso de mal humor y cada vez que Lena le molestaba, él le respondía con una ironía.
Por lo menos, ahora me encuentro en la playa con Lena, sin chicos en nuestro alrededor.
—Alcánzame la crema, de lo blanca que estoy me voy a quemar.—me dice Lena, señalándome con la mano el bolso naranja.
Aunque por muy molestoso que fuera levantarme de mi perfecto proceso de bronceado, lo hice.
Le alcance el protector solar a Lena y ella muy feliz se lo hecho por todo el cuerpo descubierto.
—¿Los chicos vendrán?—digo sentándome de nuevo.
—Jake me dijo que quizás, pero no lo sé. Está celoso de nuestro primo.
—Pues no lo entiendo, al fin y al cabo Jake y yo no somos nada.—dije seria, porque en realidad no eramos nada.
No tenía que ser celoso cada vez que una persona de mi género contrario se me acercaba.
—¿No lo habéis hablado?—me pregunto Lena, aún poniendose crema.
—No.
—Que idiota son los hombres. Luego dicen que porque preferimos a los ficticios.—dice Lena, muy a pecho con sus palabras.
Yo ante su comentario me río. Porque me parte tiene razón. Los hombres ficticios son lo que toda mujer, chica, niña quiere.
Por eso son ficticios, porque jamás serán reales. No hay chico como el de los libros.
Simplemente no existe.
—¿Y tú con Alex?—le digo cambiando de tema.
—Pues como siempre a sido. Amigos.—dice recostándose sobre sus codos.
—¿Y tú no estás dispuesta a empezar algo más?
—Yo...no lo sé. El amor es complicado.
—El amor es simplemente entender que hay algo más importante que tú. ¿Te pasa eso con Alex?—digo, sacando mi lado poético y profundo.
—Si, es decir, Alex siempre a estado ahí, y por pesado, estúpido y molestoso que sea, le quiero.
Antes de que pueda decir nada, Pietro, pasa por delante de nosotras con un chico.
—Lena, Isa.—dice en modo de saludo, quedándose delante nuestro.
—Hola, Cugino.—dice Lena.
—Chicas este es Cristian, viene de vuestra ciudad. No sé si lo conocéis.—dice Pietro dejándonos ver a un chico alto.
—Hola.—nos saluda Cristian.
—Un placer.—digo ofreciéndole mi mano.
✨
La play a sido el mejor plan de la tarde. Las olas del mar han hecho que mi cuerpo se relaje.
Aunque Lena esté muy al contrario que yo. Pues, nuestra querida Lena no ha hecho nada más que dar vueltas por toda la cocina de Giulia.
—¡Se que estaba por aquí!—exclama.
En el patio, Alex y Jake, han retenido a un gato negro a la fuerza.
Diciendo e excusa que es un gato que tenían de pequeños y que sí no es el descendiente de aquel que tuvieron.
—Podeis dejar al gato vivir feliz.—sugiero.—¡Ya tiene nombre...Ya, lo encontré!
Lena, corre de nuevo al patio y casi se cae a la piscina de la carrera que llevaba.
—Por fin.—exclama Jake levantándose de la tumbona.
Alex, está de rodillas en el suelo con Lena dándole un sobre de comida de gato al gato.
Que aparentemente se llama Nevil.
—¿Crees que se lo quede?—le pregunto a Jake, para romper el silencio que hay entre nosotros.
Aunque realmente no me ha hablado desde ayer, no sin ironía.
—Quizás.—responde aún sin mirarme.
Desafiante, me pongo delante de él, con los brazos cruzados por el pecho y lo miro con la cabeza bien alta.
—¿Estás enfadado por...?
—Yo no estoy enfadado Isabella.
Nombré completo, mala señal.
—Pues explicame que te pasa. Porque si no estás enfadado, ¿qué estás?—digo, aún con la cabeza en alto, y quizás en puntillas.
—Celoso, estoy celoso.—dice por fin bajando su rostro para mirarme.
Una respuesta clara y sincera, lo que buscaba.
Mi lado sincero quiere decirle que no debería estarlo pero mi lado lógico opina:
—No somos nada, nos deberías estarlo.—suelto sin antes pensarlo..
Jake, ni siquiera cambia su expresión, aunque al principio vi un poco de confusión ahora solo hay seriedad.
—Es cierto no somos nada. Solo somos amigos, compañeros, cómplices de besos robados, de palabras llevadas por el viento...
»—Porque para ti, nada de este mes ha pasado, solamente somos amigos. Jamás nos hemos robado besos que debían ser de otros. Nunca.—en una de esas palabras oigo dolor.
Un dolor que quizás no quise causar, pero como siempre lo hice.
—Me voy a la cama. Ya me contarás cómo fue lo del gato, amiga.—dice antes de dar un paso atras y retirarse.
Isabella Johnson, ¿porque no mantienes la boca callada?
Eso me preguntó yo.
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El Brillo Que Vi En Tí
Romance¿Amor? Isabella tenía claro que eso no era para ella y Jacob también lo tenía muy claro. Pero no todo sale como esperamos. A veces nos torcemos en el camino. Y ellos se han torcido. Se han encontrado. ¿Ahora que pasará?