V e i n t i c u a t r o | Desde el mismo punto de vista

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Capítulo veinticuatro | Desde el mismo punto de vista.

Lo que se suponía que sería un pequeño descanso de la presión a la que estoy sometida en casa, se ha convertido en una especie de retiro y estoy en mi cuarto día.

Sí. Cuatro días sin pasar por casa.

Pero es que estar aquí es adictivo.

Me lo paso demasiado bien con Neithan. Además, desde que hablamos y nos sinceramos sobre cómo nos sentíamos, todo a fluido muchísimo mejor entre los dos. Hablar es lo mejor que podíamos haber hecho, porque ahora solo queda sentirnos un poco mejor y ser más considerado con el otro.

Supongo que la sinceridad y la comunicación es la base de cualquier amistad.

O de cualquier otro tipo de relación.

—¿Quieres ver otra o estás cansada?

Cabe mencionar que en estos cuatro días lo que más hemos hecho ha sido ver películas. No ha sido un mal plan. Es algo que a los dos nos gusta mucho.

—En realidad, no hace falta que me respondas —se incorpora un poco y casi me tira al hacerlo—. Solo con verte la cara sé que estás muerta de sueño.

—No es verdad —miento—. Podemos ver otra.

—Madeleine —advierte.

—No me apetece ir a dormir —me apego a él—. Estoy bien aquí.

Suelta un sonoro suspiro, dejándose caer de nuevo. Me encanta la forma en que me rodea con su brazo para estrecharme contra él. Últimamente lo hace siempre.

—No vas a aguantar otras dos horas de película —dice.

—Qué sí.

—Vas a quedarte dormida a los cinco minutos.

—Qué no.

—Y me tocará llevarte a la habitación a mí.

—Me quedaré despierta.

—Veamos cuanto duras.

Posiblemente poco, pero no quiero romper el ambiente.

Para poder quedarme aquí, tuve que hablar con Max sobre esto. Es el único que sabe que a veces me quedo con Neithan.

Cuando le dije que quería no pisar por allí durante un par de días, resumió todo en qué estaba loca y que volviera enseguida. Pero cuando le expliqué como me sentía, me entendió y me dijo que le parecía bien.

Aunque me dejó claro como veinte veces que no le hacía gracia no conocer a Neithan en persona para darle un par de advertencias. Yo ponía los ojos en blanco cada vez que repetía lo mismo.

Lo cierto es que Max se preocupa por mí, pero de forma racional. Además, sabe que todos los demás me agobian demasiado. Por eso ha accedido a cubrirme las espaldas y le ha puesto la excusa a mi madre de que he ido a una pequeña escapada con Amy y sus primos.

En cuanto a la convivencia con Neithan... es simplemente perfecta. Es limpio, fuma en la terraza casi siempre, me hace de comer todos los días a pesar de que insisto en que no se moleste y calma mis pesadillas. Siempre me habla hasta quedarme dormida después de tener una. Me cuenta cosas de su infancia o de sus gustos.

Quitando lo malo... es mi momento favorito del día.

Y el tema de la ropa y de las duchas... Bueno, fue un poco incómodo el primer día, pero pasó de la incomodidad a la diversión al instante cuando le dije que saldría a comprar algo de ropa con tal de no ir a casa, o no me dejarían marcharme.

Hasta noviembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora