Roma:
—Como comprenderán señora Agüero y señora Belmar, no podemos permitir esta clase de actos inmorales dentro del establecimiento—dijo el director con la voz cortada mientras entrelazaba sus dedos sobre el escritorio—, que además, forma parte del conjunto de las escuelas más prestigiosas de Barcelona, una noticia así afectaría la reputación de este lugar y me temo que vamos a tener que tomar serias medidas con sus hijos...
—Solo se estaban besando, ¿verdad?—preguntó mamá, interrumpiendo al director.
Éste levantó una ceja.
—Dentro del armario del conserje...—siguió, un poco descolocado.
—Disculpe la indiscreción—dijo la mamá de Mateo, interrumpiéndolo de nuevo—, pero, ¿cuántos años tiene?
El director se había quedado un segundo con la boca abierta y se aclaró la garganta antes de responder.
—¿Yo?
Ambas asintieron.
—B-bueno, yo tengo sesenta y...
—No, no, eso no puede ser—lo cortó mamá y me giré para ver la sonrisa en su rostro, estaba segura que a partir de ahora, esa no me la dedicaría a mí—. Es que no lo aparenta para nada, ¿verdad, Mor?
—Sí, ¿sesenta?—siguió la mamá de Mateo y vi que también sonreía—. Pero si hasta parece de treinta.
Tuve que morderme los labios para evitar reírme por la cara del director, que las miraba embobado.
—Oh no, no hay que exagerar—trató de disimular su tartamudeo y se llevó una mano a la corbata.
—No estamos exagerando nada, se ve...—mamá me tomó por lo hombros—, muy bien.
—De hecho, nos estábamos preguntando cómo un hombre tan joven llegó a ser director—dijo la mamá de Mateo y le pasó un brazo por los hombros a su hijo—. No tiene nada que ver con el antiguo director, era un completo amargado, no tenía sentido del humor.
—B-bueno yo...
—Justo por eso pensábamos que esta situación le haría hasta gracia, ya sabe como es la juventud—mamá soltó una risita.
—Sí, las hormonas están por los aires—continuó la mamá de Mateo—. Creo que todos en esta habitación hemos estado enamorados, ya saben que es muy difícil de controlar...
—Y más a esta edad, usted comprenderá, ¿lo recuerda?
El director las miraba a ambas, su cara igualaba al color del tomate.
—¿Recordar?
—El amor a esta edad—aclaró mamá.
—Ese sentimiento abrazador, te nubla la razón—aseguró la mamá de Mateo.
—Sí lo recuerdo muy bien, p-pero el historial de estos chicos no los ayuda, los han castigado más veces que...—comenzó con el papeleo.
—Estoy segura de que podríamos dejar esta situación afuera—agregó mamá y comenzó a buscar en su cartera—. Cuando Mor y yo llegamos a la escuela, pensamos que algo grave les había ocurrido a nuestros hijos...
—Llegamos y nuestros tacones se mojaron al caminar por los pasillos—dijo la señora Belmar y también buscó en su cartera—. Con todo el revuelo de ahí afuera comenzamos a preocuparnos, hay muchos alumnos y preceptores, espero que no haya ningún herido...
—Bueno, aún no hemos descubierto al culpable del incidente de ahí afuera, pero estamos seguros de que no hay ningún herido.
—Le creemos completamente—dijo la señora Belmar, asintiendo comprensivamente.
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IT'S JUST A KISS
Teen FictionElla se muere por un beso. Él se muere por dárselo. El problema está en que ella no espera que sea él quién se lo dé. Se han odiado desde que tenían pañales. ¿Eso podrá cambiar en algún momento? O no...