Unos cuantos años atrás...
Roma:
—¿Lista?—preguntó mamá en cuanto terminé de atarme las zapatillas.
Asentí y me apresuré a bajar las escaleras porque mientras más rápido saliéramos de casa, más rápido llegaríamos a la casa de mi tía Aurora, hoy era su cumpleaños y quería ser la primera en felicitarla, me hacía ilusión.
—Espera, cariño—dijo papá con una sonrisa, evitando que me echara a correr—. ¿Te cepillaste los dientes?
—Sí—respondí un poco desesperada porque ya nos fuéramos.
—¿Con el cepillo y no solo con tus dedos?—añadió mamá, mientras cargaba a Sergio.
—Que sí, ya vámonos, quiero llegar antes que Mateo—me quejé y no pude evitar enojarme porque los dos se rieran de mí.
—Roma, no todo es una competencia...—estaba diciendo mamá.
—No le mientas así a mi hija—la interrumpió papá.
Mamá volteó los ojos, pero finalmente accedió y papá me soltó para que me fuera corriendo hacia el auto.
Mateo:
—Mamá, ya vámonos—dije tomándola del brazo para que comenzara a caminar hacia el auto.
—Espera, mi vida, estoy hablando por teléfono—dijo, pero sin prestarme mucha atención—. Sí, lo entiendo Zo, pero quizás no es lo que tu piensas...
—Mamá—me quejé porque no podía permitir que llegáramos después de Roma, yo quería felicitar a mi tía Aurora primero.
Mamá me hizo unas caricias en el pelo mientras yo trataba de arrastrarla fuera de la cocina.
—Quizás en serio pasó lo que él te dice—finalmente pude sacarla a la sala y en ella estaban Oli, que se sujetaba el estómago con fuerza y papá, que corría tras Nicolás para ponerle sus zapatos—. Sí, no te preocupes, por supuesto que iré contigo...
—Mamá...—a este paso no llegaríamos nunca.
—Solo dame unos días para poner las cosas en el Estudio en orden e iré en el vuelo nocturno.
—Mamá, puedes hablar mientras te subes al auto.
—Yo también te quiero, adiós—dijo mamá y ese adiós me supo a victoria.
Ahora solo tenía que sacar a toda la familia de casa.
Mamá se separó de mí para ir a ayudar a papá con Nicolás, me di cuenta de que comenzaban a susurrar entre ellos y entonces decidí que era momento de que Oli se moviera, me acerqué a ella.
—¿Te pasa algo?—le pregunté mientras me paraba detrás para empujarla hacia la puerta del garaje.
—Me siento rara—dijo e hizo una mueca.
Solté un suspiro, porque si Oli se sentía mal, probablemente nunca saldríamos de esta casa. Ya casi podía ver a Roma con su baile de celebración.
Y aunque me molestaba que Roma siempre me ganara, Oli era mi hermana, y, aunque no me gustara admitirlo, me preocupaba por ella.
—¿Quieres que le diga a mamá?—pregunté mientras me detenía.
Oli miró a mamá y a papá, ambos seguían hablando en susurros y él tenía puesta una mano sobre su mejilla.
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IT'S JUST A KISS
Teen FictionElla se muere por un beso. Él se muere por dárselo. El problema está en que ella no espera que sea él quién se lo dé. Se han odiado desde que tenían pañales. ¿Eso podrá cambiar en algún momento? O no...