CAPITULO 9

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CAPITULO 9

—¿Crees que este sea de su agrado? —Señaló Seiya—. Me gusta el diamante, es como el color de sus ojos además el dorado le hace contraste, me encanta.

—Aja... —contesté sin mirarlo.

—Oye, se supone que has venido conmigo para que me dieras tu opinión sobre el anillo —reclamó—. Necesito tu ayuda hermano

Con pesar desvíe mi mirada hacia Seiya.
Su propósito era traerme a una joyeria para comprar el anillo de compromiso para su novia, pero creo que yo aquí me desvíe.
Desde el momento que entré al local, me fijé en los anillos de compromiso para Serena.
Proponerle matrimonio aún es un poco precipitado, no para mi, pero si se lo decía a ella seguramente me dirá que esto es demasiado rápido, y lo que menos deseo ahora es retroceder con el proceso que hemos creado.

Ahora Serena tiene cuatro meses de embarazo, hemos convivido en estos últimos dos meses y nuestra confianza a crecido.
Mi familia ya la conocen y la adoran, además de que están emocionados por la llegada de nuestro bebé.
Al menos no puedo proponerle matrimonio, pero puedo comprarle un anillo de promesa.

—¿Te has decidido? —pregunté echando un vistazo al anillo—. Es bonito

—¿Crees que a Galaxy le guste?

—No lo se, es tu mujer no la mia

—Pero necesito tu ayuda, soy indeciso en esto de escoger regalos

Me reí.

—¿Y me lo dices a mi?

—Si tienes razón, eres un ermitaño que por suerte pudiste conquistar a una mujer y dejarla embarazada —negó—. Por cierto ¿Tú también le vas a proponer matrimonio?

Negué.

—Por el momento no, eso sería demasiado apresurado

—Por favor, ya la dejaste embarazada. Apresurar una boda no es para tanto porque tú hiciste todo al revés. Tuviste sexo, la dejaste embarazada y a penas se están conociendo, normalmente las relaciones empiezan primero conocerse.

—Esos son tiempo antiguos —suspiré—. Pero talvez le proponga matrimonio cuando de a luz a nuestro hijo o hasta que se enamore de mi.

Dejando de lado el tema de los anillos, Seiya se interesó más por mi estado vulnerable.
Aún no sabía si Serena realmente se estaba enamorando de mi. Yo ya estaba locamente enamorado de ella, y deseo de verdad que ella lo esté de mi pero no voy apresurar ese sentimiento.
A veces quiero abrazarla, besarla y decirle que la amo, pero me contento guardando esas emociones.

—¿Crees que Serena no está enamorada de ti? Por favor. Se le nota que lo está, la forma en cómo te mira como si fueras su adoración además que confía demasiado en ti. —golpeó mi hombro—. El otro día Le ofrecí mi ayuda en el ascensor cuando lucía pálida pero ella lo negó, después entró a tu despacho y corrió a tus brazos. Ahí comprendí que a pesar de ser tu copia, Serena confía demasiado en ti.

—En dos meses no puede enamorarse de mi

—Tu te enamoraste en dos segundos ¿Cuál es la diferencia? Lo creas o no pero Serena esta enamorada de ti, si aún no te lo ha dicho es porque se está tomando su tiempo en procesar sus sentimientos.

Media hora después, Seiya se decidió por aquel anillo de rubí. Yo por otra parte decidí elegir un anillo sencillo y a la vez hermoso. Conozco a Serena y se que no le gustan las cosas extravagantes.

—¿Cuando le vas a proponer matrimonio a Galaxy? —pregunté estando afuera del centro comercial.

—Este fin de Semana, ya hablé con sus padres y me han dado luz verde. Al parecer su madre me adora, es bonito tener una suegra que te cocine lo que deseas. ¿Tú ya has conocido a los padres de Serena?

No, no los conocía. Y al parecer a Serena no le gusta tocar ese tema, además que nunca me ha hablado de ellos. Aún no se si tiene o no.

—Bueno, creo que me tengo que ir —me sonrió de boca cerrada notando mi silencio—. Nos vemos Dar.

A veces quisiera que Serena se abriera completamente conmigo, que me dijera todos sus pensamientos que la a tormentan y que confiara por completo en mi. Se que en dos meses no puedo presionarla pero yo la amo de verdad, y daría mi vida por ella.

Conduciendo a su casa, le envíe un par de mensajes mencionando que había comprado estofado y una pizza de peperoni. Hoy era domingo, un día que no se trabaja y no lo había visto desde el día de ayer, así que pasar una tarde en su casa no era tan mala idea.

Al llegar a su casa, Serena no me había respondido a mis mensajes pero logré ver un auto estacionado.

—¿Que pensabas hacer? —Escuché una voz dentro de su casa—. ¿Cuanto tiempo?

—Cuatro meses

—Yo no te eduqué así Serena...

Por la voz molesta de aquella mujer supuse que era la madre de Serena pero no me estaba gustando su tono, y la voz débil de Serena.
Sin pensarlo toqué el timbre, hubo silencio seguido de pasos y el abrir de la puerta.
No fue Serena quien me abrió, sino una mujer de cabello rubio, su semblante era de enfado pero al verme cambió a de sorpresa.

—Con permiso —murmuré pasando de su lado e ir a la cocina dejando la comida en el mesón.

Al girarme obtuve cuatro pares de ojos, pero solo me interesé en la mujer que estaba sentada sola en aquel rincón. Parecía vulnerable y a la vez sorprendida al verme.

—Hola nena

—¿Que haces aquí? —Murmuró cuando la tomé de la mano y la hice ponerse en pie.

Está  es su casa, puede tomar asiento en cualquier parte de su sala, eso de sentarse sola en aquel rincón no me agradó para nada, así que ambos nos sentamos en el sofá grande.

—¿Quién eres? —preguntó la mujer quien estaba de brazos cruzados esperando ser notada.

—Mamá...

—Soy Darien, —interrumpí—. El novio de Serena

Dicho eso la mujer se enfurecio.

—¿Tú fuiste quien se aprovecho de ella aquella noche? —exclamó

—Mamá...

—Ikuko por favor ya tranquilizate

—No, no lo acepto. Anda Serena, ve a empacar, a partir de ahora vivirás con nosotros.

Tanto Serena como, quien supongo que es su padre y hermano, los tres se sorprendieron.

—Mamá no...

—No quiero discutir Serena

—Entonces ya somos dos —me fue inevitable sonar molesto—. Antes de llegar a conclusiones, es mejor aclarar todo desde el principio ¿no lo cree señora?

—¡No voy a permitir que me faltes el respeto!

—Lo mismo digo Señora Tsukino, es usted quien está en un estado dramático sin ni siquiera escuchar a su hija o esposo. ¿Porque no se tranquiliza y hablamos? —me puse cómodo en el sofá atrayendo el cuerpo rígido de Serena—. Yo tengo todo el día.

Con protestas, El padre de Serena tranquilizó a la señora Tsukino.
Conocer a la familia de Serena sería complicado, más de lo que imaginé.

Quizás Es El Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora