CAPITULO 13
Había leído que el parto era doloroso pero también podía ser tranquilo siempre y cuando el parto sea diferente.
Serena estaba presentando el doloroso, el más doloroso a mi parecer. En momentos estaba tranquila cerrando sus ojos y respirar profundamente, para después soltar enormes gritos que me desgarraban el alma.
No podía hacer nada, los médicos mencionaron que aún le faltan un par de centímetros para dilatar pero conforme entraban, los enfermeros salían con caras de preocupación.—Esto me está preocupando —Murmuró mi madre.
—Lo se, se siente la tensión —colaboro la madre de Serena.
El límite por habitación solo era de tres personas, nuestras madres decidieron entrar aquí y apoyarnos. Apreciaba su presencia pero eso no disminuía con la tensión.
—¿Te encuentras bien amor? —murmuré limpiando el sudor en la frente de mi mujer.
—Si, solo que duele mucho —frunció sus labios—. Siento que me está partiendo en dos.
—Debemos llamar al médico, esto me está preocupando demasiado.
Dicho eso, como arte de magia el doctor entró con una sonrisa forzada.
—¿Todo está bien? —preguntamos todos.
El doctor suspiró
—Serena no ha pasado del centímetro 7 y conforme pasan los minutos la bebé se está quedando sin líquido, ya que rompió fuente hace cuarenta minutos —comentó—. Ya no podemos esperar más tiempo, y si lo hacemos...
No mencionó las siguientes palabras pero las dio a entender lo que podía pasar.
—Hemos ordenado para que el quirofano esté preparado —continuó—. En unos momentos vendrán a preparar a Serena
—¿Será por cesaría? —pregunté
El médico asintió.
—Es la única opción que tenemos.
Todos asentimos.
La situación empezó hacerse complicada y la única solución era lo que los médicos recomendaban.
No tardaron en llegar los enfermeros en preparar a Serena, y así llevarla al quirofano.—¿Quiere el papá entrar?
La pregunta del médico me llenó de emoción.
—Por supuesto.
La emoción me delataba al paso de los minutos, al estar a fuera del quirofano, el médico me dio instrucciones.
Iba a ver a mi bebé, a mi hija.—Muy bien, el padre ya puede entrar
No tuve que esperar más, entré al quirofano y lo principal que observé fue a Serena.
Hablaba con una enfermera, parecía relajada a pesar que tenía una barrera en su pecho que le impedía observar lo que le estaban haciendo. El otro grupo de doctores hacían su trabajo.—Hola amor —murmuré.
—Hola —su boca se veía pálida y reseca pero aún así me sonrió.
—¿Cómo va todo? —mi pregunta fue dirigida hacia la enfermera que aún estaba cuidando de Serena
—Va bien, es bueno tenerlo aquí. La señora Chiba me estaba mencionando del buen hombre que tiene a su lado —me guiñó el ojo—. Serán excelentes padres
Le sonreí en forma de agradecimiento.
Al paso de los minutos estar aquí apoyando a Serena era una especie de paz pero también de angustia. Serena no me decía nada, se mantenía observando el techo a pesar de bostezar y querer cerrar los ojos, como si estuviera muerta de sueño.
ESTÁS LEYENDO
Quizás Es El Destino
FanfictionUna noche de copas hizo que el destino de Darien y Serena cambiara por completo. Un chico enamorado. Una chica llevando el fruto de aquella noche. El destino los une poniendo en prueba su amor.