CAPITULO 11

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CAPITULO 11

—¿Cuando piensas mudarte a mi casa? —cuestioné acariciando con pereza el pequeño bulto en su vientre.

Serena suspiró, de igual manera acariciando mi brazo que ella estaba utilizando como almohada.

—No lo sé

—Nena, ya no quiero darte tiempo. Te necesito a mi lado las 24 horas del día, deseo poder dormir y despertar a tu lado —le besé el cuello—. Necesito cuidarte, cuidarlos. Me mantendré más tranquilo si tú y mi hijo se encuentran en mi casa.

Entre mis brazos, ella se removió dando media vuelta para así estar cara a cara.
Su rostro estaba sonrojado, tal vez por lo que hemos estado haciendo durante estas horas en esta cama.

—Aún no lo sé. No quiero que me des tiempo porque ya he decidido lo que siento por ti, pero tampoco quiero ser una molestia.

—Amor, tú jamás vas hacer una molestia para mí. Deja de pensar eso —besé su frente—. Pero te seguiré dando tu tiempo, cuando estes lista para vivir conmigo, entonces yo estaré muy feliz.

Volví a besar su frente.
A pesar de la presión en mi pecho, no podía seguir insistiendo, Serena se puede tomar su tiempo para decidir.

El resto de la tarde y noche la pasé en su casa comiendo pizza y el estofado además de ver películas, volver hacer el amor y al final terminar dormidos.

En un abrir de ojos me percaté que Serena no estaba a mi lado, aún era de madrugada, pues la oscuridad aún era notoria.
La busqué en el cuarto de baño pero no estaba ahí, al final busqué en la sala donde ahí se encontraba Serena sentada sobre un sofá y abrazando sus piernas, parecía pensativa.

—Ey nena, ¿Por qué no estás en la cama? —me acerqué a ella tomando asiento a su lado.

—Necesitaba pensar —suspiró—. Necesito tomar una decisión

—¿Respecto a que, amor?

—A ti —me miró—. No he podido dormir por estar pensando. Quiero estar a tu lado porque de cierta manera me siento tranquila y segura a tu lado. Pero... ¿Y si esto no funciona?

—Nena, ¿porque crees que no va a funcionar? ¿Crees que solo estoy contigo por el bebé? —Negué—. ¿Tengo que volver a repetir lo que siento por ti? Porque si ese es el caso entonces dejame ser claro —aclaré mi garganta tomando sus manos entre las mías—. Te amo Serena. Estoy jodidamente enamorado de ti desde el primer momento en el que te vi. Mi corazón está en tus manos, tú eres ahora mi razón de vivir, no quiero pensar en un futuro en donde no estés presente. Y joder, pensar en cómo será nuestro hijo es lo que me mantiene emocionado. ¿Crees que sea parecido a ti? Porque eso es lo que yo quiero. Quiero formar una completa y feliz familia a tu lado, pero claro, si tu no deseas lo mismo que yo, te entenderé, no te voy a presionar a formar algo que tú no deseas, solo tienes que decirme.

De inmediato me tensé al verla llorar. Gruesas lágrimas se deslizaba sobre sus mejillas, me asusté pensando que probablemente le había lastimado con mis palabras.

—Perdoname si te he dicho...

—No —me interrumpió—. Son las hormonas, cada vez que me sueltas esas palabras de amor, mis sentimientos se vuelven vulnerables provocandome llorar.

Sonreí abrazando a Serena y ponerla sobre mi regazo. Por su parte no hubo protesta, se acomodó apoyando su mejilla sobre mi pecho, tratando de controlar sus sollozos.

—Te amo Serena, pero si quieres seguir tomando tu tiempo, por mi no hay problema. Solo déjame dormí aquí en tu casa.

Negó.

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