El santuario

118 14 3
                                    

El día de ir al santuario había llegado, todos estaban listos en el jet privado de Saori que los llevaría a Grecia, el viaje fue tranquilo sin contratiempos, llegaron a Rodorio, pero al ser un pueblo pequeño y no tener aeropuerto, el aterrizaje fue realizado en el coliseo, lugar donde Seiya había ganado su armadura de Pegaso. cuando descendieron del avión, ya los esperaban un grupo de guerreros, desde soldados razos, los cinco caballeros de bronce restantes que lucharon la batalla contra Hades pero en el santuario, Geki de osa mayor, Nachi de lobo, Ichi de idra, Ban de león menor y Jabu de unicornio, junto a ellos se encontraba Shina, Marin y encabezado la comitiva se encontraba un hombre de túnica blanca con detalles dorados, su piel era blanca, cabello castaño, su mirada era tranquila, de aspecto intelectual, era el patriarca sustituto Nicole.

-¡Bienvenida sea Diosa Athena!- Dijo el Santo padre acercándose al grupo de recién llegados. - ¡También sean bienvenidos los cinco caballeros acompañantes de nuestra diosa, Seiya de Pegaso, Shiryu de Dragón, Hyoga de Cisne, Shun de Andrómeda e Ikki de Fénix!.-

-Gracias por recibirnos Nicole- Dijo Saori saludando a su pontifice.- También le doy las gracias a todos ustedes mis fieles Caballeros.-

-¡Por Athena!- Gritaron todos los guerreros ahí presentes.

-Por ahora dejaremos que Athena descance, junto a sus guerreros, después daremos los anuncios.- Hablo firme el papa sustituto e inmediatamente los soldados abrieron el camino para que su diosa y los santos pasarán.

Cuando llegaron a la casa de Aries fueron recibidos por un pequeño de cabello rojizo, pecas en la cara y ojos azules, no era otro que Kiki el aprendiz del antiguo caballero dorado de la primera casa, Mu. Este salió disparado a saludar a los recién llegados, pero cuando vio a Seiya no pudo resistir y corrió a abrazarlo.

-¡Seiya!- Grito el pequeño cuando lo ancanzo- Me alegra tanto que estés recuperando-

- Gracias Kiki, ya estoy mejor- Contesto el Pegaso.

- ¿Cómo está tu hermana Seika?- Pregunto el lemuriano aún abrazado de la cintura de Seiya.

- Muchos mejor gracias austedes que la protegieron.-

-¡Kiki!- La voz de Nicole se hizo sonar para llamar la atención del menor. - !¿Que forma de presentar tus respetos a Athena son esas?!-

- Perdón Gran Patriarca- Soltando a Pegaso se inclino a su Diosa.- Bienvenida sea Diosa Athena.

- No te preocupes Kiki, puedes dejar a un lado los protocolos, entiendo que estés emocionado de ver a Seiya y a los demas.- Saori le tocó la cabeza en gesto gentil, aunque la mirada de Nicole de molestia no paso desapercibida por Kiki quien trago ondo.

El paso por la primera casa fue tranquila, Kiki los escoltó hasta la salida, cuando llegaron a Tauro nadie los recibió, todos los santos esperaban ver al sucesor de Aldebarán, pero no fue haci, pasar por esa casa les trajo una tristeza en especial a Seiya que se había convertido en un buen amigo del guardian de esa casa. Con Géminis paso casi lo mismo, no ver a Saga o a Kanon era la misma sensación; pero al llegar a Cáncer, las cosas no fueron igual, el templo a pesar de estar reconstruido seguía conservando la misma atmósfera siniestra que tenía cuando Mascara de la muerte era su guardian. Saori les comento que para reconstruir el santuario usaron las rocas de los antiguos templos, debido a que quería que quedarán como eran antes.

Cuando subían la escalinata para la cuarta casa, algo en Shun se empezó a activar, se sentia extraño, como si ese templo lo llamara, empezó a rezagarse del grupo, algo en él no quería entrar en ese lugar, pero lo que lo atraía era más fuerte. Ikki al notar la acción de su hermano se detuvo a verlo.

-¿Shun, estás bien?- pregunto el Fénix.

-S..si, estoy bien.- Respondió, y sin tener más opción apresuro el paso para alcanzar al grupo.

El renacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora