La decisión

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Seiya e Ikki estaban llegando a Aries, estaban cruzando la casa con cierto recelo debido a que esperaban a que un enemigo los atacará, pero al llegar a la mitad encontraron a Kiki inconsciente en el pisó, corrieron a auxiliar al niño, todo indicaba que estaba bien solo seguía inconsciente.

- ¿Habrá sido ese maldito?- Pregunto Ikki refiriéndose a Kagaho.

-Posiblemente. - Respondió Seiya recargando al pequeño pelirrojo en un pilar.- Pero, si Kiki lo trato de enfrentar, me extraña que no la haya matado, si lo vemos bien, Kiki no presenta casi ninguna herida.-

- ¿Que tratas de decir, que es buena persona el espectro ése?- Ikki se veía molesto a las palabras de Seiya.- Se te olvida que ese hombre se llevó a Shun y que si bien no mato a Kiki no podemos confiarnos, aún no sabemos que intenciones tienen con mi hermano.-

- Tienes razón, tenemos que ir tras él, pero no podemos dejar a Kiki aquí solo.- En ese momento detrás de ellos un hombre apareció, instintivamente se pusieron en guardia al ver qué el resien llegado era el caballero de Aries.

-¡Mu!- Dijo Seiya - ¿Acaso también pelearas con nosotros? - Para sorpresa de los caballeros de bronce Mu solo movió la cabeza negativamente se encamino dónde estaba Kiki y se arrodilló a su lado.

- ¿Mu?, ¿Que pasa aqui, por qué estás de nuevo en la casa de Aries?- Seiya espero una respuesta del caballero de Aries pero el solo volvió a mover la cabeza negativamente y apunto hacia la salida de su casa.

- Seiya, Mu cuidará de Kiki, tenemos que irnos.- Ikki entendió muy bien las intenciones del caballero de Aries, las cuales eran el no pelear contra ellos, como cuándo estaba vivo y fue la batalla de las doce casas, los santos salieron de la casa de Aries sin otro obstáculo, sin embargo cuando ya se encontraban en la última escalinata se dieron cuenta que no sentían el cosmos de Kagaho, fue entonces que a lo lejos vieron un torbellino de flores, eso era extraño para la zona donde se encontraban, así que se dirigieron a ese lugar.

Mientras tanto en el cuarto del Patriarca Saori y Nicole seguían al pie de la escalera que conectaba con la casa de Piscis, Athena empezaba a sentir el cosmos de sus santos como se debilitaba en especial el del Dragón y Cisne, eso empezaba a preocuparla.

-¡¿Que está pasando aquí?!- Dijo Nicole al sentir también el cosmos de los santos cada vez mas débil. - ¿Contra quien se están enfrentando?- En ese momento la deidad pudo sentir un cosmos desconocido, aparte del que le pertenecía al espectro aunque solo fue por un segundo.

- ¡Este cosmos!- Dijo la deidad atrayendo la mirada de su patriarca. - ¡No puede ser!

- ¿Que sucede, Diosa Athena?- Pregunto Nicole que también sintió ese poderoso cosmos. - ¡Desapareció! Solo duró unos segundos.-

-Esto es peor de lo que imaginé, el enemigo al fin se a mostrado y no será fácil vencerlo.- Nicole no sabía a qué se refería la Diosa Athena pero algo si tenía seguro, las tropas de Athena estaban muy débiles, lo que significa que un ataque sería fatal para el santuario. -Nicol, trataré de contactar a Kiki, para que me lleve fuera de las doce casas, si tratamos de cruzar las casas talvez no lo logremos.-

- ¿Que? Pero Diosa Athena, los templos del zodiaco están vacíos ¿Por qué dice éso?-

-¿No te as dado cuenta? Desde que se sintió el cosmos de Shun por última vez unas presencias se encuentra en cada templo. Pienso que no son humanos pero son peligrosos y con esas presencias son las que están luchando Shiryu y Hyoga hasta el momento. Además, no podemos perder más tiempo, Shun está en peligro y tenemos que ayudarlo.- En ese momento Saori invoco su cetro el cual apareció en su mano derecha y empezó a concentrar su cosmos para poder ayudar a sus caballeros. Esto hizo que los espíritus de Máscara de la Muerte y el caballero de Géminis respectivamente detuviera sus ataques, una oportunidad que Dragón y Hyoga no desaprovecharon y atacaron con lo último que les quedaba de poder, el polvo de diamante y el dragón ascendente se hicieron presentes en la casa de Géminis y Cáncer respectivamente, en esta ocasión las técnicas no atravesaron a sus adversarios ambos caballeros dorados fueron envueltos por las técnicas y al disiparse ellos ya no se encontraba en el lugar, solo quedaron las armaduras, sin saber que paso exactamente Hyoga y Shiryu cayeron inconscientes por el esfuerzo.

El renacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora