dieciseis

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Ludovica
Me desperté porque escuché un tiro.
"Viejo degenerado salí de ahí porque te rajó la cabeza de un tiro" escucho, pero era como si estuviera lejos. Abro de a poco los ojos, la luz del sol me encandila. Entonces una voz conocida me habla.
- Ludovica. Ey, Vica.
Me duele la cabeza, respondo con un vago "¿eh?"
- ¿Estas bien? ¿Que mierda haces acá así?
No sé bien donde estoy, entonces tampoco sé que responder.
De repente siento que me levantan y me cargan a upa.
- Ey ey. - Intento protestar, pero mis palabras son un balbuceo.
- ¿Te sentis bien? ¿Te hicieron algo?
Logro abrir los ojos y lo veo, flaco alto, cara larga, nariz respingada, ojos oscuros.
- ¿Que haces, Kiru? - Le pregunto confundida.
- Te llevo a tu casa, pelotuda ¿podes caminar?
- Si, dale bájame. - Empiezo a reaccionar
El me baja y yo me tambaleó y casi caigo, entonces el me sujeta de la cintura y pasa mi brazo por su hombro.
- No, no podes caminar ¿Que chota haces así?
- ¿Así cómo? - Pregunto. El hace un gesto y mira hacia abajo haciéndome notar que no traigo nada bajo la remera larga de Danilo. - No sé.
- ¿En que andas metida ahora, Vica?
- En nada, no te importa a vos. - Le respondo
- Andas metida en la merca, ¿no?
- No, estar metida es otra cosa.
- Como tu amigo, ¿viste lo qué pasó ayer? Mató a una mujer, primero me quiso boletear a mi, y ayer volvió, y la termino ligando la señora del almacén, embarazada, de 9 meses casi. Que hijo de puta.
No sabía que responder, que mal me hacía saber eso de él, anda a saber donde andaría ahora, recordé la noche anterior cuando llego lleno de sangre. Un escalofrío recorrió me columna. Entonces Kiru interrumpe mis pensamientos:
- Es feo verte así. - Me dice después de un silencio.
- ¿Como? - Pregunto.
- Falopeada, tirada en cualquier lado, ojerosa, tan flaca.
- No es así, Kiru.
- ¿Ah no? ¿Entonces me vas a decir que dormís en un árbol, sin entender nada, toda re mareada de guapa nomás?
- No.
- ¿Y entonces? Cuando estabas conmigo no eras así.
- Era todo distinto cuando "estaba" con vos. - Respondo.
- Puede ser, pero estabas mejor. - Me dice.
Llegamos a mi casa, y entonces lo veo, sentado en la puerta, me mira y al ver con quien estoy se le cambia el rostro.

Danilo
La estaba esperando a Vica afuera de la casa, quería tomar unos mates con ella temprano para después irme a Liniers, a entrenar. No sabía qué pasaba pero golpeé varias veces y no me abría, así que apoyé la espalda en la puerta y me senté en el piso. Me quedé acariciando a un perrito negro que estaba ahí, yo le tiraba una ramita y el me la traía. Hasta que levantó la vista, y la veo a llegar a mi Vica, pero estaba con alguien, ¿con el Kiru? ¿es joda esta mina? La esta agarrando de la cintura, la concha de su madre, una bronca, el Kiru siempre me cayó piola pero en ese momento me dieron ganas de romperle la cabeza a trompadas.
Entonces me paro.
- Fijate tu novia, uruguayo, la encontré tirada abajo de un arbol, desmayada o durmiendo anda a saber. - Me dice el Kiru, y me extiende su brazo así la sostengo para que no se caiga.
No sé que decir, ¿me esta gorreando al frente mio? ¿es verdad lo que dijo Kiru y posta la encontró y la trajo? ¿si es verdad, que hacía ahí?
Entonces ella abre la puerta con el brazo que yo no le tengo y entramos. La apoyó despacio en el colchón y me paro en frente de ella.
Ella solo me mira, está rara, ojerosa, el verde de sus ojos estaba gris, tenia la piel pálida, estaba despeinada; no estaba bien.
- ¿Me pensas explicar algo o qué? - Le digo.
- No sé que queres que te diga. - Me dice mientras me mira de abajo con ojos cansados.
- Y... apareces con el pibe con el que hace dos días me juraste que no me hacías cornudo, un lunes a las 7 de la mañana, trayéndote de no sé dónde.
- No estuve con el. - Me dice.
- ¿Y que hacias entonces?
- El me encontró recién y me trajo hasta acá.
- ¿Y donde estabas vos?
- En la plaza.
- ¿Y que hacías en la plaza?
- No sé, dormí ahí.
- ¿Y por que chota dormiste en la plaza?
- No sé.
En ese momento lo entendí, aparece toda mareada durmiendo en cualquier lado, había estado re falopeada, tenía que ser muy boludo para no darme cuenta. Se me partió un poco el pecho al saber que no había cumplido la promesa de no drogarse nunca más.
- ¿Te volviste a drogar? ¿Es eso? - Le pregunto, lo único que quería era que me dijera que no, y que me diera una explicación de qué hacía ahí a esa hora, pero yo ya sabía que ella no lo iba a hacer.
No me respondía solo me miraba sentada en el colchón mientras abrazaba sus piernas.
- ¡Contéstame Ludovica! ¿Te volviste a drogar?
- Si. - Me dice casi en un susurro, con la voz quebradiza sigue - Perdón, perdóname Danilo porfavor.
- Me habías hecho una promesa vo'.
- Si, perdón en serio, fue sola una vez más. - Se levanta y me agarra la cara para que la mire, no la quiero mirar, me hace mal. - Amor mirame, escúchame porfavor. Lo tengo bajo control, en serio.
- ¿Que lo tene' bajo control? ¿Apareces abajo de un árbol en las ultimas y me decí' que lo tenes bajo control?
- Perdón amor, fue una vez.
Esos ojos otra vez, llenos de lágrimas, siempre soy el mismo boludo que vuelve a caer. Pero no me sale decirle que no a ella, menos viéndola mal, soy un tarado, ¿pero que voy a hacer? la amo y punto. Entonces no aguanto más y la abrazo. Ella esconde su cabeza en mi cuello, y solloza.
- Perdón... soy esto, Danilo... vos te mereces más. - Me dice llorando al oído.
Yo le acarició la cabeza, hasta que escucho que su respiración se calma y le digo;
- Vica, vos me tene' que prometer que la vas a cortar. Y lo tene' que cumplir - Ella me mira y asiente con la cabeza. - De en serio te digo, ya mucho tengo con el Seba, no te quiero ver así a vos también.
Veo que vuelve a llorar pero esta vez en silencio.
- Sos lo má' lindo que tengo, Vica. No te me vayas.

Ludovica
Entre lagrimas asentí, no me iba a drogar más, no si a el le hacía mal. No lo merecía.
- Te amo, Danilo, perdón por todo, perdón.
- Ya está, no lo hagas más y ya esta, ¿dale? Yo también te amo. - Me abrazo otra vez.
No había lugar donde me sintiera más segura que en sus brazos. Nos acostamos en el colchón, yo estaba envuelta en el, hecha una bolita con mi cabeza en su pecho. Lloré en silencio un ratito más, odiaba ser así, tan llorona, pero sabía que con él podía admitir que tal vez soy muy "blandita" para todo esto.
- Sabes lo qué pasó con Hernán, ¿no? - Le pregunte.
- Si. - Me respondió. - ¿Como estas vos con eso?
- Mal, después de lo qué pasó vino para acá. Fue re feo, el todavía tenía sangre en las manos, en la ropa...
Al escuchar lo que le contaba me abrazó más fuerte.
- El me dijo que fue sin querer, y yo le creo, pero eso no va a devolverle la vida a esa pobre mina, ni al bebé. Ya no es el mismo Hernán que era antes, y me duele.
- Me imagino, amor, se conocen desde que son re wachines ustedes, y que ahora el ande en esa, debe ser re feo.
Yo asentí y el me dió un beso en la cabeza. Me sentí amada en serio, y pensé "Si el me ama sin lastimarme, va a ser el primero en hacerlo".

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⏰ Última actualización: Feb 25, 2024 ⏰

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El marginal | Danilo Sanchez - ApacheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora