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Unas semanas después cayó navidad en la ciudad, y Jake, junto a Riki, tuvo que ir a Gwangju para ir a ver a sus padres. Finalmente acordaron que no presentaría a Jay todavía, pero volvería el veinticinco para pasar el resto de las vacaciones junto a su pareja.
Pareja. Novio. La sola idea le provocaba una sonrisita a Jake, entusiasmado por pensar en Jay como su compañero. Un año atrás jamás se le habría ocurrido que algo así fuera posible, sin embargo, ahora la emoción de tener un novio le provocaba muchas mariposas en el estómago.
Riki se portó muy bien esos días con sus abuelos, que lo mimaban más de lo que ya estaba. El bebé parecía haber olvidado por completo lo ocurrido tantos días atrás, con la crisis nerviosa de Jake, y seguía muy cariñoso con su mamá, aunque Jakey continuaba sintiéndose culpable por lo ocurrido.
La única persona que sabía de lo ocurrido era Jay. Jake no quería contárselo a nadie más por la vergüenza de la situación.
—Pero ¿por qué debes irte tan pronto? —se lamentó su mamá, tomando en brazos a Riki, que chilló por la felicidad—. ¡Extraño tanto a mi bebé!
—¿Te refieres a mí o a Riki? —bufó Jake, rodando los ojos—. Tengo algunas cosas que hacer, mamá...
—¿Acaso hay algún alfa que te ha robado el corazón? —preguntó su mamá.
Jake enrojeció y farfulló unas negativas. Su mamá le sonrió picaronamente. Riki metió su mano, hecha puño, en su boquita.
Al final salió después de mediodía de regreso hacia Seúl, con Riki durmiendo en su pecho en medio del viaje. Jake estaba algo cansado de todo el último movimiento, pero le consolaba que pronto estaría en los brazos de su alfa para ser mimado.
Por dios, su alfa. De sólo pensarlo podía derretirse. Con toda probabilidad sus padres tuvieron que haber olisqueado el aroma de Jay en él y Riki. Su bebé apestaba a un alfa, pero no parecía molestarle el olor. A Jake también le gustaba quedar impregnado en la esencia de Jay, que no escatimaba en extender sus feromonas alrededor de ellos, como un alfa protector de su familia. Su pequeña familia.
Sonrió ante ese pensamiento.
Cerca de las seis de la tarde llegó al terminal de Seúl, donde Jay ya le esperaba con una sonrisa de emoción. Lo saludó con un beso, revolviéndole el cabello a un dormido Riki, y mientras iba a buscarle la maleta, Jake lo esperó.
Fue cuando tuvo su segundo encuentro con Taehyun.
Mientras veía a Jay esperar su turno para recibir la maleta que llevó, se giró a mirar hacia la vitrina de una tienda que estaba dentro en el terminal. En medio de todo ese movimiento, golpeó con una persona y retrocedió, con Riki quejándose en sus brazos.
—Whooops, tan torpe como siempre, Shim.
Levantó la mirada y se quedó paralizado al encontrarse con el guapo y pálido rostro de su exnovio. El padre de Riki.
