♡ ཿ thirteen.

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Lo único bueno que trajo el regreso a clases era saber que pronto acabaría ese semestre y, con ello, podría dejar de esconder su relación con Jay.

Jake se rió cuando sintió la boca del alfa en su cuello, haciéndole un chupón encima de su glándula de feromonas. El omega gimoteó, dándole un golpe suave a Jay en la m espalda para que lo soltara, pero poco logró.

—¡Jaaaaaaaaaay! —dijo entre carcajadas—. ¡Oye, no seas aprovechado!

—Pero es que hueles muy bien —murmuró Jay, sin soltarlo, y Jake sintió la entrepierna dura de su novio contra su culo—, me dan ganas de comerte.

—¡Eres un descarado! —tartamudeó Jake, antes de girar su cabeza y recibir un beso en los labios—. Te odio demasiado.

—Vamos a fingir que te creo, bebé.

Como si lo hubieran invocado, el llanto de Riki resonó repentinamente. Los dos suspiraron al mismo tiempo, aunque Jay se puso de pie primero. Jake no sabía en qué momento, pero de alguna forma, ahora pasaba más tiempo en la casa de Jay que en la suya propia. No es como si se estuviera quejando, porque le hacía sentir muchas mariposas en el estómago. Además, Jay se preocupaba demasiado por Riki, especialmente en hacerlo sentir cómodo allí.

Todo estaba yendo demasiado rápido, pero Jake lo disfrutaba por completo. Ya estaban a mitades de enero y pronto comenzaría su época de exámenes finales en la universidad.

Jay volvió con el bebé en brazos, que chupaba su pulgar, y Jake se enderezó para agarrarlo. Le revolvió la mata de cabello, oyendo el ruidito de gusto que hizo, y Jay no tardó en acostarse a su lado. Era sábado en la mañana, así que tenían tiempo suficiente para seguir acostados otro momento.

—¿Qué vamos a almorzar hoy? Te toca a ti —habló Jake, mientras Riki cerraba sus ojos para volver a dormir.

—Podemos comer fuera —sugirió Jay, perezoso—. No tengo muchas ganas de cocinar hoy.

—Nunca tienes ganas de cocinar.

Aun así, Jake no puso muchos reparos para la sugerencia de Jay. Le gustaba salir con el alfa y tener momentos de pareja con él. Especialmente, que el resto supiera que el mayor ya tenía a alguien a su lado. Jake era demasiado celoso.

Más tarde, mientras Jay se duchaba, Jake estaba vistiendo a Riki para la salida. El bebé parecía reacio a querer ponerse el enterito de conejo, así que su mamá le regañaba sin descanso alguno.

—Te tengo demasiado malcriado —dijo Jake, un poco enfadado consigo mismo—, ya vas a ver, si sigues así, te daré una tunda en el trasero, Kiki.

—¡Prrrrrrrrrrrrrrr! —barboteó Riki, sacando su lengua. Jake le pellizcó la nariz, arrancándole un grito de queja.

𝐖𝐀𝐘 𝐁𝐀𝐂𝐊 𝐇𝐎𝐌𝐄 𔓕 jayke.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora