Las 9 promesas de un Monroe

¿Soy un mal padre?

Los meses fueron pasando y se convirtieron en años, mi niño ya no sólo gateaba y daba pequeños pasitos, ahora corría, saltaba y era un pequeño monito. Hace un par de meses cumplió sus 3 añitos, no nos ha tocado fácil pero tuve la ayuda de muchas personas, por lo que he podido seguir sacando mi carrera adelante, con mi trabajo que afortunadamente no es algo que no me gusta sino al contrario me apasionaba, tengo a mi nana que cuida de Dani, mis profesores que son un sol  y muy  pacientes conmigo. Relativamente siento que mi vida está en orden, que no era la tormenta en la que pensaba estar y tampoco era el limbo en el que me había encontrado antes de mi hijo. Lo que si se me estaba haciendo difícil era esa parte, la de ser padre, no porque no lo quisiera sino porque más bien "parecía su hermano" cómo decía mi nona y mis amigos, incluso mi jefe! En mi defensa me es imposible regañar a mi bicho, incluso lo cubro en algunas trastadas para que no lo regañen, me he llegado a pelear con ella porque alguna vez lo ha hecho y por eso el renacuajo se estaba saliendo de control.

Ya no era el niño tierno, amable y considerado, se estaba volviendo caprichoso, desobediente, grosero... Incluso lo sacaron de la guardería de mi Universidad, sencillamente no sé cómo hacerlo, no quiero que me odie, no quiero convertirme en una amenaza para él, ni que empiece a ocultarme las cosas o tenerme miedo, me aterra pasarme de la raya, o decir una palabra que no deba y herirlo, jamás sería capaz de ponerle una mano encima porque entonces sería lo mismo que mi padre y entre excusas y excusas tengan o no sentido, siempre se salía con la suya, como hoy, al desayuno cuando lo tiró todo porque no había salido como él quería, cuando empezó a gritar y a pegarme porque no quería bañarse, o a tirarse al suelo porque no le quise dar un chocolate más.

Me sentía cansado, a punto de explotar, sentía los sonidos más agudos, la cabeza se me iba a reventar, el niño gritando y mi nona regañandome por no hacer nada, era agotador, necesitaba una pausa, un respiro, pero no era como que pudiese detener el tiempo o decir "mira dejaré de ser tu padre por 30 minutos" a demás no habría nada peor en el mundo que no serlo, lo tomé en brazos y suspire pidiéndole a cualquier energía divina que no me lo hiciera más difícil

- Dani necesito que te controles corazoncito, ¿Qué tal si vamos a por un helado al centro comercial mm? Así nos despejamos un poquito

A mi peque pareció gustarle pero muy al contrario de él, mi nana abrió los ojos y se agarro el puente de la nariz como pidiendo paciencia

- ¿Después de todo el berrinche que va  haciendo todo el día vas a premiarlo?

Daniel no encontró una mejor forma de mostrar su enfado que sacándole la lengua y el dedo del medio ¿Dónde carajo había aprendido eso? Antes de que hubiese una explosión volcánica en mi casa salí de ella y cerré la puerta con rapidez, nos montamos al auto y lo acomode en su sillita mientras él sonreía por su victoria, yo sabía que tenía que decirle algo pero simplemente no era capaz de hacerlo y además de eso quería dos minutos de silencio sin gritos, llantos desproporcionados o berrinches, por lo que me límite a conducir mientras se reproducían las odiosas canciones infantiles. Llegamos bastante rápido y el primer caos sucedió cuando apagué la musiquita infernal, decidí que podía escucharla en celular pero no pareció conformarse puesto que lo tiró, agradecí que no se rompiera pero sin haberlo planeado se me salió un pequeño regaño.

- Daniel las cosas no se tiran, entiendo que estés enojado y que quieras escuchar música por eso te estoy dando otra opción pero no te da derecho

Hasta yo me sorprendí al decirlo, pero claro, más sorprendido estaba Daniel, y por cierto, muchísimo más furioso, empezó a zapatear en el suelo amenazando con tirarse, sumándole a eso las demás personas del estacionamiento nos miraban con desaprobación así que decidí cortarlo con lo único que sabía hacer