Una llamada inesperada

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- Lagartija escapista ven acá!

Perseguir a mi muchachito entre risas, con el pelo lleno de harina , la cara y mis manos cubiertas de masa era de esas cosas mágicas que solía guardar en mi corazón, verlo reírse y hacer el tonto conmigo me hacía pensar que lo estaba haciendo bien

Lo atrapé por la espalda y llene su pelo de masa para después atacarlo con cosquillas, terminamos tumbados en el sofá con la respiración acelerada y jadeando de cansancio, ahora que tenía 9 años era un poco más difícil atraparlo, se suponía que iba a ayudarme a hacer la nueva receta de cupcakes que había creado, muy contrario a eso, terminamos llenando la casa con los ingredientes al igual que nuestra ropa, igualmente había válido completamente la pena y ahora lo tenía recostado en mi pecho mientras de vez en cuando aún le llegaban ataques de risa, acaricie su pelo intentando ir quitando pedazos de lo que iban a ser ricos pastelitos y en eso entró la nana que había Estado comprando, no pudo contener una Carcajada al vernos como estábamos aunque luego puso cara de desagrado al ver la cocina hecha un completo desastre, pasamos la mayoría de lo que quedaba de la mañana e inicios de la tarde limpiando entre Dani y yo hasta que se escuchó que llamaban al teléfono ¿Quién sigue llamando al teléfono en pleno siglo XXI? Para eso está el móvil.

Supuse que era para la nona que no entendía mucho de las nuevas tecnologías, sin embargo se acercó a la cocina con cara de angustias y me dijo que me necesitaban al teléfono, vale, eso era raro... Si tenían un pedido para la repostería hubiesen llamado a alguna de las sedes o a la principal, porque si, después de terminar mi carrera me especialice en repostería, después de ahorrar le compré la pastelería a mi antiguo jefe y las cosas se dieron bastante bien, con los años he logrado montar otras tres sedes al rededor de la ciudad y estoy pensando en expandirnos a otras pero bueno, ese no era el tema, el tema era que me estaban llamando a mí y no parecían ser buenas noticias, me pregunté si serían del Colegio, a ver si Daniel había estado haciendo de las suyas de nuevo pero presentía que era algo más que eso, tomé el teléfono y me quedé inmóvil al escuchar de quien se trataba, era mi padre.

Ya sé por qué tenía cara de angustia mi nana, su hija había muerto, mi madre si es que podía llamarse así, estaba muerta.
Al parecer tenía cáncer hace un par de años, no había podido con él y hace unas horas falleció. Hace casi una década que no sabía de ellos, desde que me enteré del embarazo de Amelia no habíamos vuelto a tener contacto. En si desde mis 10 años habíamos hablado apenas un par de veces, mi nana me sacó de la casa apenas pudo, mis padres no me querían, yo había llegado a sus vidas cuando mi mamá tenía 15 y mi papá 16, así que no fui recibido con alegría, mi infancia son recuerdos borrosos y ninguno es muy agradable por eso prefería evitar recordarlos y por ende, evitaba recordarlos a ellos tambien, María no se veía muy consternada, era su hija la que había muerto pero ellas no se llevaban muy bien. Al final Nelson me dijo que no llamaba para verme y si no quería ir que lo esperaba, después de todo yo "Siempre fui un mal agradecido" así que colgué.

- No es necesario que vayas Mar, iré yo porque después de todo era mi hija pero no vayas si no te sientes listo para hacerlo, a demás, Dani te necesita con él

Acarició mi mejilla con cariño y yo no pude hacer más que suspirar mientras volteaba a ver hacía la cocina donde mi bebé limpiaba, creo que por más hija de puta que haya sido, quería despedirme de ella y Daniel merecía conocer a su familia, por más horrible que fuera.

- Ya lo decidí nona... Iremos, llevaré a Daniel con nosotros igual, ya no soy un crió de 8 años y él ya no puede hacerme daño, si veo que no puedo soportarlo me regresaré, no te preocupes

Le sonreí para que sintiera que todo estaba bien aunque realmente no lo estaba, tenía mi estómago revuelto y mi mente comenzaba a traerme nublosas memorias de lo que alguna vez tuve que vivir, sacudí mi cabeza y fui a la cocina de nuevo con mi bicho

Las 9 promesas de un MonroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora