Capítulo Once:

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Se aleja de mí con rapidez, entrecierra los ojos y me señala—. No haremos eso de lo que dices.

—Solo solté mis feromonas en el aire, para marcarte como mía—bufo—. Así ningún experimento se va a aparearse contigo, de nada.

Me dejo caer sobre la vieja cama que hay en la celda, pienso que es mejor descansar por hoy y mañana continuar con este largo viaje; April se acerca lentamente hacia mí y se queda observándome frunzo el ceño.

—¿Sucede algo? —esta se muerde el labio inferior y niega con rapidez.

—¿Descansaremos por hoy? —cuestiona, asiento—. ¿Puedo dormir en la cama?

—No es mía—murmuró.

—Oye deberías ser un caballero y darme la cama a mí—se queja, suelto una risa nasal.

—Eso es de humanos, yo no lo soy así que no aplica conmigo—admito—, Volveremos a nuestra rutina caminaremos de día y descansaremos en la noche.

—Me parece bien, ya estaba agotando mi cuerpo—comenta.

Coloca la mochila en el suelo y luego se acuesta utilizando la mochila como almohada, dirijo mi mirada hacia el techo del lugar que está completamente cubierto de moho, cierro mis ojos para descansar un poco, pero de cierta forma permanezco atento ante cualquier acercamiento o indicio de un experimento cerca de la zona.

Me siento en la cama al escuchar pisadas y un par de latidos de corazones latir cerca de donde nos encontramos, dirijo mi mirada hacia April está aún sigue descansando, sin hacer mucho ruido me levanto de la cama y abro la celda, al salir la cierro nuevamente dejando a April segura para así poder verificar que no sean experimentos evolucionados de animales.

Todo el sitio quedó más destrozado que antes, salgo del viejo edificio y caminó en silencio con mucha determinación hacía, dónde provienen los sonidos un par de experimentos humanos hembras gruñen entre sí; me escondo detrás de un viejo y oxidado vehículo de policía le doy un rápido vistazo al interior, noto que sobre el asiento de copiloto descansa una escopeta semiautomática.

Agudizó mis oídos para verificar que no haya ningún otro tipo de experimento cerca además de los experimentos hembras, abro la puerta del acompañante y este produce un fuerte ruido por el tiempo que estuvo cerrado he oxidado, de un ágil movimiento de mi parte tomó la escopeta verífico que tenga municiones.

Pero al estar tanto tiempo en ese vehículo, la temperatura y la humedad del asiento alteró el desempeño y la seguridad de la escopeta, así que no me servirá para defenderme, la vuelvo a colocar en su sitio.

Al ver que no puedo hacer nada más por hoy, decido volver y tomar algo de comer de lo que cargamos en nuestras mochilas, al regresar noto a April sentada comiendo con una pequeña lámpara que ilumina la celda, al verme suelta un suspiro.

—¿En dónde estabas? —Inquiere con seriedad en su voz.

—Asegurándome, que no hay más experimentos —Confieso, está asiente, abro la celda y entró para luego cerrarla y sentarme junto a April, ella me entrega una lata de maíz.

—No es mucho, pero es lo que tenemos —Comenta, tomó la lata para luego abrirla y comer en silencio.

La noche pasó sumamente rápida, ya al amanecer nos encontramos caminando hacia el Esté, evitando cualquier experimento, April se ha mantenido en silencio en todo el recorrido, es extraño, ya que estaba acostumbrado a escucharla hablar, me detengo por un momento al observar el gran obstáculo que tenemos enfrente.

—¿Cómo pasaremos por ahí? —Inquiere April.

Enfrente de nosotros se extiende un pantano, el agua es turbia de un color verdoso, el agua está tan estancada que tiene un mal olor, hay algunas plantas acuáticas; reacomodo mis cosas y comienzo a sumergirme en ella.

Exterminio: El Comienzo (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora