Secretos tras la corona ~ Shadonic

4: El viento y el sol

Verena caminaba por los grandes pasillos del palacio con su guardia caminando detrás de ella cuidándola en todo momento, esta vez, su dama de honor se ocupaba en otros deberes que la misma joven dama le había pedido.

Aun que para ella estaba siendo algo inquietante por el silencio que había entre ella y su guardia.

– Jehan. – llamó mirando hacia él sin detener su camino.

– ¿Sí, mi princesa? – respondió en cuanto escuchó su llamado.

– ¿Cuánto lleva viviendo aquí en Dumarian?

– Exactamente cinco años, princesa.

– ¿Y cómo conoció a Sir Shadow?

– Hace tres años hubo un caso de asalto en una panadería, no lejos del castillo. – contaba – Eran unos bandidos que recorren los bosques cercanos, por supuesto iban armados que requirió el uso de las espadas. Yo caminaba por las calles, justo vi a los bandidos y luche contra ellos. Sir Shadow llegó acompañado de más soldados reales y logramos vencer a los bandidos.

– Lucharon valientemente contra aquellos bandidos. No te correspondía, aun así, atendiste al llamado para proteger a los inocentes.

– Así es, princesa. – sonreía ligeramente – Todos aquellos bandidos ya pagaron por sus crímenes.

Justo llegaron a su destino y se detuvieron frente a los dos guardias reales que cuidaban aquella gran puerta.

– Majestad – llamaba uno de los guardias levantando la voz para que pudiese ser escuchado desde afuera –, la princesa Verena está aquí.

– Hazla pasar. – ordenaba.

Los guardias abrieron las puertas dejando pasar solamente a la princesa. Una vez adentro, las puertas fueron cerradas nuevamente y el rey se puso inmediatamente de pie recibiéndola.

– ¿Quería verme, majestad? – preguntaba amablemente la joven dama.

Estaban en la habitación del rey y él estaba de pie en su balcón junto a una pequeña mesa acompañada de dos sillas.

– Si, toma asiento. – ordenaba amablemente señalando la silla disponible – Siéntete cómoda en tu propio hogar.

– Se lo agradezco mucho, majestad. – se sentó en el asiento que el rey le había ofrecido.

El rey se sentó en seguida y acomodó las dos copas que estaban en aquella pequeña mesa junto con una jarra llena de vino.

– Sé que llevas solamente dos días aquí, pero quiero saber – la miraba –, ¿Cómo te has sentido?

– Me he sentido muy bien, majestad. – respondía con una ligera sonrisa – Todos han sido amables. Es muy amable de su parte preguntar.

– Me alegra tanto escucharlo. – sonreía con orgullo – Este es tu nuevo hogar, Verena y es importante que te sientas parte. Espero que mi hijo siga acercándose a ti para conocerse mejor.

– Lo ha hecho, majestad. – aseguraba – Solamente que hoy parece ser que salió con Sir Shadow.

– Oh, sí. Shadow se encarga de enseñar y entrenar a Sonic a usar la espada para las futuras batallas. Un rey también debe saber pelear.

– Majestad... ¿Cree que sería ideal que yo también pueda aprender a usar la espada? – preguntaba con cierto nerviosismo.

– ¿Por qué el interés? – preguntaba mirándola fijamente.